Ha pasado un siglo desde que naciera el ilustre poeta algecireño José Luis Cano. Un 28 de diciembre de 1911 abrió la mirada al mundo en una vivienda que cuelga una placa en su honor en la calle Regino Martínez, otro gran artista local cuya música acompañaba las noches largas del genio escritor con los sones de un violín. Su marcado carácter, defensor de la Generación del 27, le valió ayer para recibir el homenaje de compañeros y admiradores en la entrega de los XVII Premios Andalucía de la Crítica.

La ceremonia, organizada por la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos Literarios en el emblemático hotel Reina Cristina, sumaba dos nombres propios: Rosa Romojaro y José Antonio Ramírez. Ambos ya sabían a lo que iban, ella vencedora en la categoría de Poesía por su obra Cuando los pájaros y él, en Narrativa, por Las manzanas de Erasmo.

Un acto protocolario que pretendía rendir honores a los dos escritores premiados, aunque con un pequeño detalle, Romojaro como algecireña se sentía en casa, siendo portadora así de un doble reconocimiento, por la crítica y por sus familiares y amigos.

La poetisa declaró que se trata de "una emoción doble, todo el sedimento de mi creación literaria está arraigado a Algeciras". Con pinceladas de nerviosismo la profesora de Literatura de la Universidad de Málaga tomó el galardón -una escultura de Andrés Alcántara- destacando la inspiración en su obra que le ha aportado Cano. El rasgo machadiano que hayan los críticos en Cuando los pájaros fue desgranado al detalle por Romojaro. "Observé que compartía con Machado la fe en la palabra, se pone nombre a la emoción". En su discurso tuvo palabras de recuerdo para quien fuera redactor jefe de este diario, José Luis Tobalina, y destacó que "este premio convierte a la ciudad en el centro álgido de la cultura en España". Finalizó sus palabras recitando un poema dedicado, sin más, a su tierra, Algeciras.

Ramírez Lozano recibió el premio en Narrativa advirtiendo su emoción ante tal reconocimiento, acostumbrado a los galardones que se acogen bajo el anonimato de la apertura de plicas. Entre sus primeras frases estuvo reconocer a Cano como referente de la Poesía. Su obra Las manzanas de Erasmo gira en la etapa de la Inquisición, si bien insistió en que no tiene muchos argumentos, más que centrarse en la palabra. "No saqueo la realidad, no pido argumentos a la historia, me los invento". Su apuesta por la escritura marcó un discurso alentador para hacer crecer la literatura.

La entrega de premios estuvo presidida por el consejero de Cultura, Paulino Plata, que subrayó la importancia del valor de la crítica como un aspecto fundamental, que "ayuda a hacer las cosas mejor, a crecer social y personalmente". A su vez, elevó la figura de Romojaro y reconoció a Cano, del que dijo que "fue un hombre de una gran importancia en el mundo de la cultura, especialmente en la literatura".

La concejal de Cultura, Inmaculada Nieto, se mostró muy satisfecha con esta doble celebración. En referencia al homenajeado, destacó que "supo mantener viva la ilusión por la literatura, sobre todo el amor por la poesía de, quizás, la generación más brillante de nuestro siglo XX".

La relevancia de José Luis Cano es tan patente como las muestras de cariño que se suceden en torno a su figura. Ayer por la tarde tuvo lugar un homenaje en Madrid por la Sección de Literatura del Ateneo y hoy viajará Nieto hasta la capital para participar en el acto en su honor que organiza la Asociación de Amigos Vicente Aleixandre, un magnífico escritor que mantuvo una larga amistad con Cano durante casi 30 años.

Teresa Cano, hija del que fuera nombrado Hijo Predilecto de Algeciras en 1998, estará presente en todos estos homenajes, si bien ofreció unas palabras que, ayer durante la celebración de los premios, leyó Nieto: "estoy muy agradecida a la organización de los premios su generoso recuerdo, que contribuirá a perpetuar un poco más su figura entre todos los amantes de la poesía y reconocer la importante labor como crítico en la historia moderna de nuestra literatura".

En los actos de tributo a Cano participó la escritora Paloma Fernández Gomá que alumbró un poco más los recuerdos que envuelven a este hombre que salvaguardó a la literatura, que conoció a personalidades como Salvador Dalí, Luis Cernuda o Pablo Neruda; biógrafo de Antonio Machado y Federico García Lorca; licenciado en Derecho y Filosofía y Letras, fundó la revista literaria Ínsula; director de la colección Adonais de poesía; creador de Los cuadernos de Velintonia; y sobre todo gran amigo de Aleixandre.