Algeciras

La máquina que mide la depresión

  • Se llama Biofeedback y está en Algeciras, la única de la provincia. Una investigación trabaja para descubrir si con el aparato se puede diagnosticar de manera objetiva la enfermedad y su gravedad

La Organización Mundial de la Salud asegura que un 20% de la población sufre trastornos ansioso depresivos. Es decir, una de cada cinco personas padece la tristeza, la apatía, el insomnio. Llora, no logra disfrutar de las cosas agradables de la vida, tiene ganas de suicidarse. Es una dura pandemia de nuestros días.

Sería tan importante poder detectar la enfermedad de la manera más precoz posible. También poder acotar con plenas garantías su nivel de gravedad. En ese caso se prescribiría con la máxima ideoneidad el tratamiento. Se podría sacar al individuo, cuanto antes, de la oscuridad en la que se ha sumido.

Existe una máquina, se llama Biofeedback, que capta y registra los resortes que se mueven en el cerebro cuando una persona se encuentra en estado depresivo. Un funcionamiento muy determinado, ahí dentro de nuestras cabezas, que es consecuencia de la enfermedad. En estos momentos un grupo de investigación trabaja con ese aparato, líricamente casi mágico, para descubrir si con él se puede establecer de forma objetiva que se padece depresión y si ésta es leve o severa. Sería tan importante.

Pues bien, esa máquina -una de ellas- está en Algeciras, en la Unidad de Salud Mental Comunitaria del Área Sanitaria del Campo de Gibraltar del Servicio Andaluz de Salud. Es la única que hay en la provincia. El estudio, con esos planteamientos concretos, es uno de los más pioneros en España. El equipo de investigación está dirigido por el psicólogo clínico Miguel Ángel Díaz-Sibaja.

El trabajo comenzó a mitad del año pasado. Cuando concluya, puede que después del verano o quizá algo antes, se habrá analizado a una muestra de 150 pacientes diagnosticados de depresión y a otros 150 que no padecen la afección. Los resultados dictaminarán si con el Biofeedback se puede detectar objetivamente la enfermedad, medirla, cuantificarla.

Hay que imaginar también las destacadas consecuencias que este avance comportaría en campos no médicos, para la determinación de las bajas laborales, por ejemplo, o en peritaciones judiciales.

¿Y qué ocurre en nuestro cerebro cuando estamos deprimidos? Sucede que el hemisferio izquierdo, en el que residen las emociones positivas, se ralentiza, que tiene menos activación con respecto al derecho. La explicación científica es que existe un mayor grado de ondas alfa cerebrales -relacionadas con la baja intensidad- en ese hemisferio izquierdo.

El Biofeedback, sofisticado y caro, más que una máquina, parece los restos del aparato tras haber caído al suelo. Apenas son unos sensores, unos cables y un receptor inalámbrico que va conectado al ordenador. Los polígrafos cinematográficos del FBI y los de los programas chuscos de la televisión son de otro tiempo. Un grupo de sensores se coloca en la frente del sujeto y un segundo conjunto trabaja en una mano. Los fundamentales en esta investigación de la depresión son los de la cabeza, pero se está aprovechando para recabar los máximos datos posibles.

El cerebro del paciente emite una serie de frecuencias. Las recogidas en una determinada horquilla de megahercios son las onda alfa cerebrales. Ahí están y ya parecen danzar arriba y abajo en el monitor del ordenador. Tras la sesión, se recopila la información, las cantidades recaudadas. ¿Hay desincronía, asimetría, entre el hemisferio izquierdo y el derecho? Si la respuesta es positiva, aquí está la huella que deja la depresión, que, sin máquinas ni sensores, se diagnostica con la presencia de esos síntomas característicos, tristeza, llanto, insominio, y la realización de cuestionarios personales.

La investigación en la Unidad de Salud Mental Comunitaria, en el antiguo hospital de la Cruz Roja, avanza con esfuerzo y dedicación. Hacia adelante rumbo al objetivo de certificar si el Biofeedback puede arrojar el umbral numérico en el que se puede empezar a hablar de depresión, esa determinada diferencia de ondas alfa que sentencia la levedad o la gravedad. Son cifras frías, pero con ellas quizá amanezca un nuevo día. Mejor que el de hoy para el 20% de la población.

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