La opinión invitada

La ensalada rusa de este verano

  • El veto de la Federación Rusa obliga a reaccionar a la Comisión Europea.

¡Vaya veranito! Empezó con la crisis del melocotón, pero esto fue sólo un aperitivo para la gran crisis del embargo ruso. No voy a relatar aquí los acontecimientos, de sobra conocidos (al menos esto espero), por ustedes sino compartir unas reflexiones y lecciones que estamos aprendiendo.

1. Las autoridades han reaccionado con bastante rapidez, a pesar de las fechas veraniegas.

2. Las primeras medidas que se adoptaron fueron para los melocotones y las nectarinas; el carácter retroactivo de la aplicación de la medida ha sido particularmente eficaz. Manel Simón, director general de Afrucat ha constatado que "sólo ha hecho falta este borrador de proyecto de reglamento para que el mercado de melocotones y nectarinas reaccionara".

3. Otra buena noticia de este verano ha sido el acuerdo para retirar melocotones y nectarinas del mercado para transformarles en zumo y distribuirlo luego entre los más necesitados a través de la Cruz Roja y los bancos de alimentos. La disposición está incluida en la reglamentación comunitaria pero no se había desarrollado hasta ahora. Visto el carácter fuertemente perecedero de las nectarinas y los melocotones, esta transformación resuelve muchos problemas de logística. Se barajan unas cifras entorno a las 10.000 toneladas.

4. Une vez encarrilada la crisis del melocotón, saltó la crisis rusa. Aunque a corto plazo se ha hablado mucho de las frutas y hortalizas -las más afectadas rápidamente por su carácter perecedero- el embargo afecta a muchos más productos, entre los que se encuentran las carnes y los productos lácteos.

5. Todo parece indicar que estamos ante una crisis de gran alcance y de duración dilatada. El embargo, por lo pronto, está anunciado por un año. Hay, por lo tanto, que gestionar rápidamente el corto plazo y el ir pensando ya en el medio y largo plazo.

6. El corto plazo, son las medidas que ya se han anunciado. De nuevo, se incorpora el carácter retroactivo de su aplicación es decir que, aunque no se haya publicado el reglamento, ya se pueden efectuar las operaciones de retiradas de producto.

7. Son medidas a corto plazo, insistimos. Por lo tanto tienen como horizonte temporal de aquí a finales del mes de noviembre. Por esto están cubiertos los productos que están y no están los que no están, los cítricos por ejemplo. Como decíamos en la Escuela de Agrónomos, las integrales difíciles se hacen por partes.

8. Se ha movilizado rápidamente una reserva presupuestaria de 125 millones. Como afirmó rápidamente nuestra ministra, no se sabe si será suficiente o no, ya veremos. Si no lo es, habrá de buscar nuevos fondos y nuevas soluciones.

9. La situación evoluciona rápidamente. Por esto, la flexibilidad en la respuesta es esencial. Cada semana, se reunirán en Bruselas los representantes de los Estados miembros con la Comisión para hacer el seguimiento.

10. La fecha de finales de noviembre para este primer tren de medidas ha sido fuertemente criticada. De hecho, cada cosa que se ha hecho ha sido fuertemente criticada, a veces con cierta razón y otras veces con menos. Hay que saber que, por razones que no vienen a cuento aquí, el presupuesto comunitario 2015 empieza el 16 de octubre de 2014 con lo que se facilitara la movilización de nuevos recursos presupuestarios.

No quisiera acabar este artículo sin abordar dos problemas no por conocidos menos grave en una situación de crisis mayúscula como la que vivimos.

Los precios en el campo de los melocotones y nectarinas primero, y de las frutas y hortalizas de verano después, se han hundido sin que yo, como consumidor, haya notado una diferencia en el precio que pago en tienda. Si al caer los precios al agricultor bajan los precios al consumidor, cabe esperar un aumento de la demanda y podríamos estar hablando de un principio de saneamiento del mercado. Pero si los precios al consumidor se mantienen inmutables, estamos ahondando y prolongando la crisis en perjuicio tanto de los productores como de los consumidores. Esta situación tiene que ser una llamada de atención para las distintas administraciones públicas.

De hecho, a raíz de una reunión en el Ministerio, las asociaciones de cadenas de distribución de productos alimentarios han coincidido en señalar que un aumento del consumo nacional de frutas y hortalizas puede conseguir que no haya repercusión del veto ruso sobre este sector. Se piensa, por ejemplo, en el diseño de campañas de promoción de urgencia para fomentar el aumento del consumo. ¡Las campañas de promoción están bien, pero que mejor promoción que un precio atractivo para la compra!

Por otro lado, a río revuelto, ganancia de especuladores. Aprovechándose de la crisis (real) y de los rumores que circulan (no siempre acertados), han aparecido compradores en el campo negociando a la baja los precios no ya de las frutas y hortalizas en campo sino de las que están por venir (los cítricos por ejemplo), la leche o los animales. En esto, poco pueden hacer las administraciones. Con una oferta desagregada y desorganizada, el sálvese quien puede significar el húndase todo el mundo.

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