Fernando Marcén. Presidente de cooperativas agroalimentarias

'No se puede desmantelar en España ni una cooperativa sólo porque sea pequeña'

  • Tras siete años al frente de las cooperativas agroalimentarias españolas abandona su cargo en la asamblea del próximo jueves para dedicarse plenamente a su profesión de agricultor

Desde hace algún tiempo ya venía anunciando su marcha. Hombre de campo, de subirse al tractor desde pequeño en su Zuera natal, de liderar asambleas de experimentados agricultores siendo todavía adolescente, Fernando Marcén deja la presidencia de Cooperativas Agroalimentarias en parte huyendo de los continuos viajes y compromisos en Madrid, y en una proporción aún mayor por comprobar que su concepto del cooperativismo se está diluyendo entre una estructura burocrática que sólo persigue cifras de resultados.

-¿Cómo ha llegado a tomar esta decisión de marcharse?

-Hace poco también dejé la presidencia de las cooperativas de Aragón. Llevaba diez años y pensé que era una etapa suficientemente larga y que ya no renovaría. Diez años es más que suficiente para dejar paso a otra persona. Y considero que no es bueno continuar tampoco con la responsabilidad de Madrid, en este caso tras siete años.

-¿Se marcha en el momento justo, elegido por usted?

-Sí, porque creo que mi periodo está cumplido. Coincide con que prácticamente se ha concluido toda la negociación de la PAC, sólo pendiente ya de conocer las comarcas de aplicación que designe en Ministerio de Agricultura y los cálculos individuales de las ayudas. En cuanto al desarrollo rural, también se están fijando las líneas de actuación y la financiación. Y además se ha aprobado la Ley de Integración de Cooperativas, un proyecto muy interesante, del que esperamos mucho y que nos ha costado bastante sacar adelante.

-¿Se han entendido bien con el Ministerio, con dos gobiernos distintos, estos años?

-Ha sido un periodo convulso y hemos vivido momentos muy tensos con el Ministerio, quizás porque no creían mucho en las cooperativas y menos como interlocutor habitual. Se notaba que no estaban muy cómodos con nosotros.

-En el mundo asociativo se marca como un reto pendiente ganar tamaño en las cooperativas para poder competir como hacen las de otros países.

-En esto se va lento. Los que hablan del milagro irlandés olvidan que tardó 30 años en consolidarse. En esto hay países donde lo tienen más fácil que otros. Son allí donde se dan prácticamente monocultivos, países planos y con climatología muy uniforme. Si España fuera un país con sólo leche o cereales sería fácil tener grandes cooperativas de un millón de socios. Pero aquí es más complejo, y se debe tener en cuenta que quien quiera mantener su actual tamaño, aunque sea pequeño, porque le va bien, debe respetarse. No se puede desmantelar ni una sólo cooperativa en España sólo porque sea pequeña.

-Algunos no tienen en cuenta eso.

-Es que esa es la única forma de evitar fusiones mal digeridas. Lo que no podemos es hacer una fusión porque sí, hay que tener muy claro porqué queremos ser grandes. Porque no se tiene en cuenta que en una sola cooperativa puedes tener a un socio con unas pocas hectáreas, y a su lado en la asamblea se sienta otro con 800. Y debes hacer cosas que vengan bien a los dos, y si hay cambios que sean por convencimiento. En todo caso hay que explicarlo todo muy bien a los socios. Ser grande por ser grande, no dice nada, no es garantía de funcionar bien.

-Ese no es el mensaje que lanzan muchos dirigentes de cooperativas ni siquiera los gobiernos, como el de la Junta de Andalucía.

-Ese mensaje me preocupa mucho, sobre todo cuando sale de las cooperativas. Es fácil confundirse y algunos se obsesionan con los números y con sacar beneficios para las cooperativas, cuando lo más importante son las personas, los socios y los trabajadores de estas entidades. A veces se confunde la economía con la contabilidad y muchas operaciones, bastantes fusiones, si no se hacen desde la base, se frustran.

-Esto puede levantar ampollas entre muchos gerentes de grandes cooperativas.

-No sé, de lo que estoy seguro es de que la mayoría aplastante de los cooperativistas, más de un 90%, piensa como yo. La mayoría, hoy callada, piensa así.

-¿Y qué opina de lo que ha pasado con Deoleo?

-En Deoleo lo lógico era la participación de la SEPI comprando al menos su parte a las entidades financieras que querían marcharse. En todo caso, el problema es el de las entidades que forman parte de estos negocios para obtener beneficio a costa de vender barato el aceite de oliva. Y desde luego Dcoop debería hacerse quedado, sobre todo para evitar que cayera en manos de gente que sólo busca el beneficio puro y duro con el aceite. Pero se piensa en el beneficio a corto plazo.

-Con esta forma de pensar tal vez su marcha se interprete como que no encaja con los que ahora imponen su criterio en el mundo cooperativo.

-A mi me gusta ser agricultor, me divierte y ahora necesito campo.

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