Algeciras

Construcción del rompeolas de Isla Verde (1920-1933). La cantera de Los Guijos (IV)

  • Historia. La Isla Verde, donde desde el siglo XVIII, se hallaba establecido el Fuerte del mismo nombre, era propiedad militar y, como tal, dependiente del Ministerio de Guerra

La Cantera de los Guijos y las vagonetas para el transporte de piedras hasta las obras del Rompeolas de la Isla Verde.

La Cantera de los Guijos y las vagonetas para el transporte de piedras hasta las obras del Rompeolas de la Isla Verde. / apba

Desde que en 1908 se redactara el proyecto general de puerto de refugio en Algeciras, una de las preocupaciones de su redactor y de las autoridades de la Junta de Obras fue la localización y posible explotación de canteras en los entornos de la ciudad de las cuales extraer las ingentes cantidades de piedras y rocas que iban a ser necesarias para la ejecución de las obras exteriores e interiores y del citado puerto.

El señor Rodríguez de Rivera señalaba en la Memoria de su proyecto que en los cerros de los Guijos es donde se presenta, en condiciones más económicas, la extracción de calizas para escolleras y mampostería de las obras. Señala, a continuación, la situación de la cantera de los Guijos y el previsible trazado de la vía de transporte, con una longitud de 2 kilómetros, hasta la ensenada del Saladillo siguiendo el valle del arroyo del mismo nombre.

Años más tarde, en 1914, el Ingeniero Director reconocía que las formaciones geológicas de los alrededores de Algeciras no son favorables a la explotación de canteras, porque casi todas se presentan en lechos de poco espesor, alternados con otros de arcilla, y porque las calizas no reúnen gran compacidad ni dureza. El granito y otras rocas cristalinas no se encuentran en toda la provincia, y sólo existen algunas calizas jurásicas y cretáceas en los cerros más altos y fuera de los caminos de transporte... En los cerros de los Guijos ?refiere? es donde se podría hacer, en condiciones más económicas, la extracción de calizas para escolleras y mampostería de la obra. Según el estudio realizado por el Ingeniero Director, el cerro disponía de unas reservas de roca que se calculaban en tres millones de metros cúbicos.

Aunque en algunas ocasiones se habían usado piedras extraídas de la cantera de la punta de San García, era evidente que la gran cantidad de piedras y rocas que se necesitarían para las obras del rompeolas a partir de 1920 y las que ya estaban demandando las obras de prolongación del muelle de la Galera, exigían la explotación de una cantera capaz de abastecer las crecientes necesidades de la Junta en los siguientes diez o quince años y situada a una distancia que no encareciera en exceso el transporte del material.

Con el tendido de la vía férrea de 0,60 metros de anchura desde la Cantera de los Guijos hasta la ensenada del Saladillo en 1919-1920, la adquisición de las dos locomotoras de benzol, de las 134 vagonetas de obras y del material diverso comprado para la cantera, el abastecimiento de materiales pétreos para las obras del rompeolas y de la prolongación del muelle de la Galera estaba asegurado.

La Isla Verde, donde desde el siglo XVIII, se hallaba establecido el Fuerte del mismo nombre, era propiedad militar y, como tal, dependiente del Ministerio de Guerra. A partir de que la Junta de Obras decidió utilizar la isla como espacio de expansión para el puerto e instalación de almacenes, talleres y, sobre todo, desde que, de acuerdo con los proyectos portuarios redactados, la isla aparece como el lugar elegido para el arranque del rompeolas que iba a habilitar una gran extensión de aguas abrigadas en torno al muelle de la Galera, se iniciaron las gestiones para que el Ministerio de Guerra cediera la isla a la Junta.

El 23 de diciembre de 1914 se reiteró la petición, en esta ocasión ante el Gobernador Militar del Campo de Gibraltar, alegando la próxima aprobación por la Superioridad del proyecto de construcción del rompeolas. En el mes de septiembre de 1918 el Comandante General del Campo de Gibraltar remitió un informe al Ministerio de Guerra por el que se mostraba favorable a la cesión temporal de terrenos y almacenes en la Isla Verde. Sin embargo, transcurrían los meses y la cesión de los terrenos de la Isla a la Junta no se hacía realidad. De nuevo, en enero de 1919, se reiteró la necesidad de la cesión de la Isla Verde como base precisa de los trabajos del rompeolas. Por fin, en la sesión celebrada el 25 de febrero de 1919, el Comandante de Ingenieros comunicó a la Junta que tenía noticias favorables sobre el asunto. En efecto, la cesión había sido aprobada, unos días antes, mediante una Real Orden suscrita el 14 de febrero. A cambio, la Junta se comprometía a construir un almacén para municiones y un polvorín en los terrenos que el Ministerio de Guerra poseía en la punta de San García para que las municiones y el personal militar que se hallaban establecidos en la Isla Verde pudieran trasladarse y dejar expeditas las instalaciones insulares. Con tal fin se redactó un proyecto que fue presentado para su aprobación por la Junta el 8 de octubre de 1919 y que sería refrendado por la Superioridad por medio de una Real Orden de 20 de mayo de 1920. Antes de la aprobación oficial, en marzo de 1920, se habían iniciado los trabajos de relleno para habilitar un espacio ganado al mar en el litoral noroeste de la isla y establecer en él el taller de bloques y almacenes.

Una vez finalizada la explanada (con una extensión de 15.692 metros cuadrados), se procedió a edificar los almacenes y la fragua, a la espera de que se construyeran los embarcaderos del Saladillo y de la Isla Verde y pudieran llegar las primeras vagonetas de obras con las piedras de la cantera, lo que acontecería en el verano de 1920. Unos meses antes se había redactado el Proyecto del Taller para la fabricación de bloques. Consistían en bloques confeccionados con mampuestos de roca caliza tallados a modo de sillares paralelepipédicos aquellos que iban a constituir las aristas y esquisillares artificiales para ser empleados en la infraestructura del rompeolas. El proyecto preveía la preparación del patio del taller con un conjunto de vías paralelas sobre las que se depositarían los bloques construidos en una zona habilitada para ello en la parte suroeste de la explanada, junto al embarcadero, para que el "Goliat" pudiera tomar los bloques y conducirlos hasta la plataforma del carro transbordador que se hallaba situado sobre la vía del "Titán" en el arranque del rompeolas en construcción.

En lo que se refiere a la técnica de fabricación de los bloques, los proyectos más antiguos proponían la confección de bloques artificiales de hormigón de cemento lento, de tres esquinas del bloque, y amorfos y de menor tamaño los que iban a formar la mampostería interior. Unas tablas pareadas colocadas transversalmente habilitaban los huecos para que las tenazas del "Goliat" y luego del "Titán" pudieran agarrar e izar los bloques para su transporte. El autor del Proyecto Reformado de 1922 justifica el empleo de bloques de mampostería en que eran más resistentes que los de hormigón, más regulares y homogéneos, y más económicos, al necesitar menos cantidad de cemento.

Antonio Torremocha. Doctor en Historia Medieval. Académico de número de la Academia Andaluza. Director del Museo de Algeciras (1995-2007)

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