Toros

Discutido premio para un 'cuadri' en la concurso de Zaragoza

El gran prestigio de que goza la divisa entre ciertos sectores de aficionados, así como la simple prontitud para acudir al caballo debieron ser los únicos argumentos del jurado para premiar al toro de Celestino Cuadri como el mejor de una nueva edición de la corrida concurso de Zaragoza.

Extrañó y hasta se pitó la decisión cuando se anunció por megafonía, porque entre el resto de los lidiados hubo toros que pelearon mejor bajo el peto, como el de Adolfo Martín, o que resultaron más completos durante toda la lidia, como el de Fuente Ymbro.

Pero últimamente sucede que el público torista valora más la distancia a la que los toros se arrancan en el más que nunca decisivo tercio de varas de estas corridas que cómo se comportan al sentir el hierro de la puya, verdadero termómetro de la bravura.

En ese sentido, de largo, incluso desde más allá de la boca de riego, se arrancaron con alegría al picador los toros de Cuadri y de Alcurrucén, pero en las cuatro ocasiones en que lo hizo cada uno el primero blandeó (es decir, ni empujó ni peleó con casta) y el segundo reculó y hasta se quiso quitar el palo.

Al sentir el castigo, el que empujó franco y entregado con la cara abajo fue el de Adolfo Martín, aunque luego se aquerenciara en tablas. Y también peleó bien el de Fuente Ymbro, que tuvo poder y fue el único que embistió con verdadera bravura a la muleta. Pero, también en los toros, para gustos hay colores... de la divisa.

En cuanto al lucimiento de los toreros, contando siempre con que en las corridas concurso el mayor peso del primer tercio merma el juego posterior de los toros, hubo pocos momentos destacados.

Antonio Ferrera planteó perfectamente la lidia de los dos de su lote: manejó el capote con precisión, banderilleó con desigual acierto -brilló sobre todo en un arriesgado par al quiebro al toro de Adolfo Martín- y muleteó con oficio tanto a éste como al de Zalduendo, que tuvo más temperamento que casta.

A Javier Castaño se le vio precavido y poco resolutivo con el de Cuadri, que pedía mayor mando y temple para sus manejables embestidas. Pero se desquitó con el de Fuente Ymbro, que mostró su verdadera bravura cuando el torero leonés lo llevó más sometido en los vuelos de la muleta. De no haber matado trasero y fallado con el descabello, pudo haber cortado la única oreja de la tarde.

Por su parte, Paulita brilló sobre todo con el capote, tanto al embraguetarse en las verónicas como en un gran quite por chicuelinas al de Alcurrucén que hizo tercero, que se rajó en cuanto tocaron a matar. De la misma ganadería fue el sobrero que mató en sexto lugar, un toro de casi seis años que mostró su sobrada edad tanto en su aspecto como en sus intenciones en la empeñosa faena del diestro aragonés.

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