Los Juegos Olímpicos se convierten en una pasarela.

Moda olímpica

Más colorido, más estrecho y más ajustado: la moda olímpica deja realmente mucha tela para cortar. Quien no se ve obligado a vestir los desfavorables uniformes del judo o el esgrima, puede utilizar los Juegos Olímpicos como una verdadera pasarela.

Y los diseñadores estrella acompañan con notable entusiasmo: Giorgio Armani, Prada, Stella McCartney, Ralph Lauren. "Abandoné mi cómoda posición en la moda y dejé mi ego en suspenso. Descubrir mi mentalidad deportiva fue algo fascinante", confiesa el maestro Armani.

¿Son los Juegos un festival de coquetería ante los ojos del planeta? Los deportistas marcan tendencia en la ya tradicional "fashionweek" olímpica: en 1948, también en Londres y poco después de la Segunda Guerra Mundial, los franceses se presentaron a la fiesta de inauguración con el "new look" de Dior que por entonces parecía una provocación. Y los conjuntos de los '70 y 80 ya se ganaron su entrada al baúl de los recuerdos.

Con una silueta súperesbelta en azul marino y blanco viste Armani a la delegación italiana en Londres, aunque no fue responsable del equipo para la competición. Un total de 50 piezas comprende la colección de la nadadora estrella Federica Pellegrini, con la que luce como una perfecta modelo. Los navegantes italianos fueron ataviados sin embargo por la propia Prada.

Stella McCartney, por su parte, diseñó para Adidas el equipo de los británicos: la bandera del Union Jack sirvió como inspiración para las vestimentas deportivas en azul, blanco y rojo. Los psicólogos la acusaron de haber utilizado una versión demasiado lavada de un rojo agresivo, color que favorecería las chances de éxito deportivo.

La hija del ex "beatle" recibió injustas críticas por los trajes formales de los anfitriones, con capuchas doradas estilo Elvis: esa ropa no fue ni siquiera diseñada por McCartney, según dio a conocer su equipo vía Twitter. "Los materiales eran demasiado baratos. Parecía el envoltorio de un huevo de chocolate", dictaminó la diseñadora londinense Nick Wakeman en el diario alemán "Süddeutsche Zeitung" y también destruyó la vestimenta olímpica oficial de los alemanes: "Celeste bebé y rosa, ¿debían ser Ken y Barbie?

Las chaquetas reversibles son en cambio el orgullo de Willy Bogner y para los no olímpicos tienen un precio nada despreciable: 599 euros. Los alemanes tienen su vestimenta meticulosamente programada para cada circunstancia y no hay libertades para tomarse en este terreno. Todo está establecido por escrito: equipo de presentación con capucha roja para las premiaciones y conferencias de prensa, "casual wear" en el viaje, artículos de adidas (a libre elección) en la Casa Alemana.

En tanto, tuvieron un aspecto bastante burgués las chaquetas oscuras, pantalones blancos y gorros marineros con los que Ralph Lauren vistió a los estadounidenses para el desfile durante la ceremonia inaugural.

"Aquí no queda tiempo para una 'fashionweek', pero representar a Estados Unidos desde la cabeza hasta las uñas de los pies simplemente es divertido", señala la estrella del tenis Venus Williams, una diseñadora autodidacta con su propia línea (EleVen). Y la estadounidense destacó durante los Juegos con pequeñas trencitas con los colores de la bandera de su país.

Normalmente el colorido es un tabú en Wimbledon, sede del torneo de tenis, ya que el blanco es allí el color eterno. Pero en el escenario olímpico, la belleza rusa Maria Sharapova puede aparecer en un rojo estridente. Como abanderada de su país durante la ceremonia inaugural vistió un ancho blazer color 'bordeaux' y se lamentó: "No tuve ninguna participación en la decisión. Todo el corte era mucho más grande que yo".

Ulrike John e Inga Radel/DPA

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