Verano

Música con especias

  • Cheikh Lo ofrece un concierto de variados ritmos africanos en la más arriesgada apuesta del ciclo jerezano

Veamos. En esto de la escritura, de la crónica o de la crítica, no siempre baila ni traza sus líneas al son que uno quiere o le gustaría. Pero no, no quiero decir que lo del jueves en el Alcázar fuera feo de ver. En todo caso, complicado. La música minoritaria -Cheikh Lô no es Alejandro Sanz o Estopa, para qué engañarnos-es también muchas veces la menos conocida. Y entenderán que un servidor, aun amante de las músicas del mundo, no comulgue en demasía con ciertos espectáculos que, aunque interesantes, no concitan el interés de demasiada gente, como ya quedó demostrado en la noche del pasado jueves, con un patio de butacas con un aspecto que distaba mucho de otras citas, y un público que decía conocer a quién ocupaba el escenario esa noche o, simplemente, había acudido allí por pura curiosidad musical, lo cual, por cierto, es digno de aplauso.

Yo, qué quieren que les diga, me aburrí un poco. Y no porque el artista africano y su compañía de excelentes músicos no estuvieran a la altura, simplemente es que la música me pareció siempre la misma, con ritmos cambiantes y vertiginosos, que sorprendían al principio, pero que terminaban por ser una melodía letánica y soporífera a por momentos.

Es cierto que en la variedad está el gusto, pero también es verdad que hay estilos que, a pesar de su incuestionable calidad, son de difícil digestión para quienes no estamos acostumbrados a platos tan especiados. Había que aguzar el oído y poner los cinco sentidos para sacar provecho a una actuación que, sin ningún género de dudas, ha sido y será en esta edición de 'Noches de Bohemia' la más arriesgada apuesta de todas. De todas maneras, disfrutó el que buscaba otras sensaciones o el conocedor -no habría muchos, eso es seguro-, de las discografía del africano.

En lo artístico destacar la calidad del batería y el sonido del tama, un curioso instrumento, de reducido tamaño de percusión a medio camino entre el timbal y el violín, ya que para tocarlo se coloca de forma muy similar a este último instrumento.

La semana que viene nos espera uno de los días más especiales del ciclo. Diana Navarro traerá las letras de su último disco y deleitará al público que reventará el Alcázar con su voz inconfundible. Se espera un lleno hasta la bandera de una de las intérpretes más aplaudidas del momento. Después vendrá Marlango, con Leonor Watling a la cabeza, para cerrar estas 'Noches de Bohemia' con la música celta del gallego Carlos Núñez. Violines, flautas traveseras y, por su puesto, gaitas para cerrar una oferta estival a la que no hay que ponerle ni un solo pero.

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