Crónica de la corrida de rejones de la Feria de San Miguel

Un triunfo muy Hermoso

  • El navarro abre la Puerta del Príncipe en una corrida en la que Andrés Romero y Lea Vicens no obtuvieron trofeos

  • Máximo, un caballo, corneado en el primer toro, murió

Guillermo Hermoso de Mendoza sale por la Puerta del Príncipe

Guillermo Hermoso de Mendoza sale por la Puerta del Príncipe / José Ángel García

Histórica tarde en Sevilla. El joven rejoneador Guillermo Hermoso de Mendoza abrió con fuerza la Puerta del Príncipe tras cortar tres orejas a los excelentes toros de San Pelayo. Andrés Romero y Lea Vicens fueron privados de trofeos por los metales. La otra noticia que deja el festejo de ayer es la muerte de Máximo, caballo lusitano de la cuadra de Andrés Romero. El animal resbaló en el primer tercio y fue corneado en el vientrepor el primer astado de la tarde. Mientras estaba siendo intervenido en el Hospital Equino de Aznalcóllar falleció. Las redes sociales del onubense lo despidieron con un sentido mensaje: “Nuestro cariño y recuerdo a un animal ejemplar”.

Esta luctuosa información llegó a los tendidos mientras Guillermo Hermoso de Mendoza lidiaba con éxito a su segundo toro, último de arrebatadora tarde en la que le salió casi todo. Arrancó recortando bien, encelando con la bandera tras el rejón de castigo y cambiando la grupa con éxito. Movimientos que encendieron a los tendidos y los preparó para las banderillas cortas a dos manos y un rejonazo de muerte que levantó al público y lo puso a agitar a pañuelos. Todo ello montado sobre Disparate, el mejor equino de los que galoparon por el cuestionado albero de El Arenal. En su segundo, que cerró plaza, repitió la fórmula con éxito y le añadió emocionantes rosas. En cambio, en la suerte suprema pinchó y clavó atravesado a la segunda. Algo que le privó de dos nuevos apéndices, pero no de encaminarse a hombros al Paseo de Cristóbal Colón.

Andrés Romero con su segundo toro. Andrés Romero con su segundo toro.

Andrés Romero con su segundo toro. / José Ángel García

Un lugar del que anduvieron lejos sus acompañantes de cartel. Andrés Romero abrió plaza con el percance de Máximo, que encogió a los espectadores. Sin embargo, se repuso junto a Distinto, con el que clavó sus primeros rejones de castigo. Y continuó en línea ascendente en banderillas, dibujando un quiebro de quilates. Un pinchazo, un rejón de muerte y tres descabellos le hicieron imposible lucir trofeos. Una sensación se le quedó en el quinto, aunque a este le diera la bienvenida al ruedo con una chaqueta campera de tipo marsellés. A ello le sumó celebrados giros de 360 grados en la cara del morlaco. Pero un rejón trasero sin partir y requerir del descabello sólo le permitió ver algunos pañuelos a su favor y dar la vuelta al ruedo.

La francesa Lea Vicens tampoco tuvo su comparecencia más acertada. En su primero, sí desplegó un buen galope y llevó al toro junto a su grupa. Tras correctas banderillas cortas, necesitó de medio rejón atravesado y tres descabellos para hacer caer a la res. Al quinto salió con más brío y puso un rejón de castigo en el sitio. Suspiros de España animó su tercio de banderillas, cuando llevó cosido al estribo al toro. Unos fantásticos palos cortos acercaron la posibilidad de oreja, pero dos pinchazos y rejón levemente cruzado fueron insuficientes para dar muerte. Después de seis descabellos, puso fin a su actuación. Después de seis descabellos, puso fin a su actuación y a la única corrida de rejones que tiene esta Feria de San Miguel, que sobrepasa su ecuador y que hoy descansará para regresar mañana con una novillada.

Lea Vicens en plena faena. Lea Vicens en plena faena.

Lea Vicens en plena faena. / José Ángel García

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