Roquetas de Mar

Sueños de grandeza por Las Salinas

  • Jorge Martínez y Carla Otero, triunfadores de una noche apacible en la plaza roquetera

Jorge Martínez, triunfador en su última novillada sin caballos en la provincia.

Jorge Martínez, triunfador en su última novillada sin caballos en la provincia. / Javier Alonso

Seis novilleros, sin más distinciones de otra cosa que las ganas de luchar por el triunfo ante una plaza que en este año no dio la medida deseada en cuanto a ocupación del tendido, apenas lleno en su medianía. Haciendo la luna en Las Salinas seis nombres y cinco de ellos desmonterados por ser plaza de debut para ellos. Solo Jorge Martínez, a punto de su debut con los del castoreño, caló montera en ese inicio preliminar de festejo.

Noblote y con recorrido. Por el pitón derecho el primer eral de la noche le brindó la oportunidad a Villalta de un viaje noble con el que el de Castellón apenas llegó a entenderse. Menos coba aún se dio por el pitón izquierdo, el más descompuesto del animal. Deslavazado trabajo muletero que recibió un aviso antes de entrar a matar, suerte a la que tampoco añadió brillantez.

Con soltura manejó el capote el valenciano Jordi Pérez en el quite al primero y mucha pausa le echó después con el percal para lucir en su novillo donde por faroles se mostró Jorge Martínez. Fue este segundo novillo encastado, noble y con mucha clase al que el buen oficio que se le adivina al valenciano logró encauzar con brillo con la diestra donde la reunión tuvo vibración y conectó con el tendido. Por el izquierdo el novillo mandó mas que el torero. Valentón en esos derechazos con las dos rodillas en tierra. La espada fue un quiero y no puedo que terminó emborronando lo bueno de la franela.

Arte y valor. Dos fundamentos con los que Jorge Martínez conectó con el tendido. Rodilla en tierra en ese saludo capotero llegado con temple y rodilla en tierra para rematar una faena que lleva dentro dos series importantes con la zurda y la conexión que le dejó de rédito ese toreo en redondo mas allá de la medianía de una faena cuajada de menos a más frente a un novillo más encastado que bravo.

Entusiasma la sinceridad torera de Acebo frente a ese picante que puso sobre el albero uno de los novillos mas cuajados del encierro. Nada fácil para colocarse con verdad aunque el novillo no fuese sincero a la hora de acometer el viaje. Firme con el capote, Acebo no se amilanó ante el dilema de la casta y además arreó uno de los espadazos de la noche aunque después se atrancó con el descabello. Faena de honor a cambio de una soberana paliza.

Quizás le faltase pausa a ese toreo académico del salmantino Fabio Jiménez. Faena limpia de trazo pero por momentos ayuna de pellizco y emoción. Se encendió el salmantico con ese quite jaleado que logró Carla Otero y mas adelante la faena está llena de muletazos al por mayor. Todo tiene su medida y esta añade siempre valor al toreo.

Por faroles y con valor gastó turno capotero Carla Otero a quien el tendido le cantó aquello de ‘torera, torera’. Quieta se queda y emplea gracia torera en el manejo de las telas sobre todo con la zurda que manejó con son en varias series por donde llegó lo mejor de su actuación sin arredarse con los revolcones.

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