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Jorge Martínez apunta maneras en la novillada de Roquetas de Mar

  • Pese a fallar con la espada, cuajó una gran faena al quinto de la tarde y demostró que pronto puede llegar a debutar con caballos

  • El coso salinero comenzó su temporada taurina en el municipio

Pase natural de frente de Jorge Martínez.

Pase natural de frente de Jorge Martínez. / D. A.

El pasado sábado a las seis de la tarde en la Plaza de Toros de Roquetas de Mar, comenzó la novillada en clase práctica del Ciclo XXV 3ª Selección, organizada por la Escuela Municipal de Almería y la Asociación de Escuelas de Tauromaquia “Pedro Romero”, con la colaboración del consistorio roquetero.

Abrió la tarde el novillero, Primitivo López ‘El Primi’, alumno de la Escuela Cultural de Tauromaquia de Sevilla. ‘El Primi’ de aires valientes comenzó la lidia con dos largas cambiadas en el tercio. El sevillano buscó durante su voluntariosa faena llegar al público de la plaza, dentro de un toreo movido. El novillo, Felino nº 17, de pelo albahío, era de buen son; embestidas templadas, muy pronto en los cites, además de clase, bravura y nobleza. ‘El Primi’ entró a matar, pinchó dos veces y remató con una estocada. Se le concedió una oreja.

El segundo turno sería para Pablo Maldonado, de la Escuela Taurina Ciudad de Motril. El novillo, llamado Sabelotodo nº 5, de la ganadería titular de Martín Lorca, salió con casta. Pablo supo recibirlo con temple y despaciosidad, al igual que en su faena con la muleta.

El tercero del sexteto fue Álvaro Alfonso, de la Escuela Taurina del Círculo Taurino de Córdoba. Su novillo, Quinto nº 4, fue el más fuerte y con mayor presencia de todos, pero el de peor condición. El eral, era más apropiado para ser toreado por un novillero a punto de debutar con caballos. En un principio, dio buenas embestidas al capote, pero en la muleta, tuvo un pintón derecho muy complicado porque iba directo al cuerpo, por el pitón izquierdo era algo menos peligroso, aunque también exigente. El novillero tuvo varias cogidas, dio buena estocada, pero no se le concedería ninguna oreja, aunque el público la pidió.

El cuarto en torear sería el joven de buenas maneras, Manuel Osuna, de la Escuela Municipal de Écija. El novillero, saldría al albero con un vestido en hilo de azabache, propio de los toreros con arte. El novillo, de nombre Festivo nº 45, era pronto, obediente y bravo. Al entrar a matar dejó dos pinchazos con una estocada atravesada y varios descabellos. Osuna recibió dos avisos y la ovación del público.

Jorge Martínez, alumno de la Escuela Municipal Taurina de Almería, actuó en quinto lugar. El novillo, del hierro Escribano Martín, llamado Médico nº 34, era un animal de presencia, cuajado, embestida incierta, en ocasiones corta, pronto y obediente. El novillero le recibió con unas verónicas templadas y muy desmayadas. Con la muleta, realizó un toreo también despacioso. Martínez, muy entregado, con un trazo largo de la muleta, logró una buena conexión con los allí presentes. Entrar a matar no resultó fácil, tras varios intentos, y dos avisos de la presidencia, además de algunos descabellos, terminaría con la vuelta al ruedo. Demostró tener oficio y maneras de debutar pronto como novillero con caballos.

Rafael León, de la Escuela Taurina de Málaga, se encargó de cerrar el evento. Le tocó lidiar con el novillo, Tejano nº 7, que se movía con mucha nobleza. Finalizó con estocada y descabello, y se le concedería una oreja.

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