Toros

David Galván, a hombros, le gana la partida a las dos primeras figuras

  • Tres orejas para el torero de La Isla mientras Morante y Manzanares salen a pie de Las Palomas

corrida de toros de abono de feria de algeciras Ganadería: seis de Núñez del Cuvillo, una corrida terciada. Primero sin fuerza ni raza, pitado; segundo anovillado, noble y justo; tercero muy noble pero descastado y sin recorrido. Cuarto noble a menos , quinto y sexto sosos y apagados, con el añadido de la blandura del último. Una corrida sin sustancia en conjunto. MATADORES: Morante de la Puebla de rioja y oro, siete pinchazos, una corta y descabello SILENCIO tras aviso y pinchazo y estocada corta OVACIÓN Manzanares: de ébano y azabache, estocada OREJA y pinchazo y media estocada OVACIÓN. David Galván de macareno, estocada DOS OREJAS tras aviso y estocada OREJA. INCIDENCIAS: Tercera de feria. media plaza. Monterazo de Rafael Rosa y Blázquez en el segundo, que bregó muy bien Curro Javier. Saludaron tras parear Álvaro Núñez y Rafael Limón en el tercero. González Araujo, en su tierra, tuvo el honor de ir por delante banderilleando a su segundo. Curro Javier y Blázquez se desmonteraron en el quinto tras un gran tercio.

Galván le ha ganado la partida a las máximas figuras y ha sido tal la pedrada que le ha dado David a Goliath que ha salido por la puerta grande mientras los dos cíclopes, máximas figuras del toreo, se iban a pie.

Ayer, Galván y Galván, porque su materia prima no fue diferente de la de los además . Contó con los mismos mimbres, pero se arrimó. Cierto es que Manzanares salió muy dolido de una voltereta en su primero pero es que Galván se agigantó en el tercero.

Morante pasó en blanco en su primero, salvo el mecido inicial a la verónica. Tuvo un toro justo de todo que si ya se cayó en los iniciales muletazos por alto, imagínense si se le bajaba la mano. Nada que hacer, eso sí un matador de esa categoría con semejante toro, no debe pinchar tanto.

Manzanares compuso una bonita labor con su primero, lanceando con empaque y moviendo las telas con prestancia ante un torillo que se le cosía a la muleta por el derecho, noble y potable. La oreja la cobró con facilidad destacando en el toreo en redondo y la única fatiga fue que al colocar al animal en el caballo, fue el toro al bulto y sufrió el Alicantino una voltereta que a la hora de redactar esta información estaba siendo evaluada médicamente.

Dos orejas cortó Galván al tercero, toro parado, renuente, sin recorrido, con el que armó una faena de arrimón que caló en el tendido, que se puso en pie ante los alardes de valor del isleño. Tiró muy bien Galván de la remisa embestida del nobilísimo toro, imponiéndose entre los pitones. Para el recuerdo, el recibo lanceando a pies juntos sin enmienda y los estatuarios enterrado en la arena, el natural y el quite de perfil por detrás. Esa firmeza y buena escenificación de un trabajo con argumento, en la más estrecha jurisdicción, impactó al público: dos orejas con fuerza.

Desconcierto para parar al cuarto: hasta el tercero lo lanceó antes que Morante. Lili, su banderillero, hizo gestos de que el animal no veía. Lo cierto es que vio al caballo, fue por su cuenta y se dejó. Morante se animó y quitó por chicuelinas. En la muleta Morante hipnotiza al público con el toreo en redondo, ralentizado. Repite la serie, en la losetilla, embistiendo el toro con nobleza pero justo debrío, con poca transmisión y a menos. Muy despacio al natural, suple la falta de empuje del toro rematando con torería, con un farol y los trazos por bajo. Ya la siguiente serie zurda no fue lo mismo, cerrando con el arrebato de los ayudados.

El quinto se dolió en la vara de Barroso. Con movilidad en la templada muleta de Manzanares, la sosería fue mutua con la banda sonando y el público indiferente al toreo en redondo sin convicción del alicantino, que no estaba a gusto y hasta pinchó.

Cerrando plaza un colorado que lanceó con mucho ajuste Galván. Colada en la brega y tras el feo encuentro con el caballo. Se resbaló el banderillero Sánchez y el toro fue a por él, otro susto. Blando el toro, perdía las manos y cabeceaba. De nuevo la firmeza de un torero con mucho sitio, a gusto en la cara del toro en un nuevo arrimón pero con poco enemigo pero dando importancia a su labor, para cortar la tercera oreja. Sobresaliente.

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