Formato rescatado

'El precio justo', el primer concurso que no necesitaba cultura general

  • El concurso que debutó en 1988 en una TVE sin competencia con las privadas regresa mañana lunes a la parrilla, en Telecinco, como alternativa a los 'quiz' de conocimientos de cultura general

Joaquín Prat con sus azafatas en  'El precio justo' de 1990

Joaquín Prat con sus azafatas en 'El precio justo' de 1990 / RTVE

Cuando Joaquín Prat invitaba “a jugaaar” a algún sorprendido espectador de su público las fanfarrias lo animaban escaleras abajo para que adivinara, sin pasarse, el precio de los escaparates que se le ponían por delante. Curioso. Hasta entonces nadie se había presentado en un plató sin mostrar su cultura general o al menos sus habilidades. Ganar el coche en el Un, dos, tres, el premio más cotizado hasta entonces junto al apartamento en Torrevieja suponía una dosis de suerte en la subasta, pero para llegar allí el encorbatado concursante se las había visto con las respuestas acertadas y los resbalones de las pruebas.

Pero, por primera vez, ganar un premio millonario en la tele era cuestión de intuición, algo de astucia frente a los rivales y, sobre todo, chiripa. Y eso llegó a causar airadas críticas hacia TVE cuando aún no había un censor detrás de cada perfil en las redes sociales. El precio justo disgustaba a algunos por su efusión del consumo y de las marcas y los más derrotistas lamentaban que los fastuosos regalos llegaran sin esfuerzo.

El formato estadounidense de El precio justo nacía en TVE (sin competencia privada aún) en la singular fecha del 29 de febrero de 1988. Un espacio con cierto aire exótico por entonces, ligero, y que pese a sus cuantiosos premios la puesta en escena era funcional, alejada del show y las lentejuelas esculturales del  Un, dos, tres.

El formato nace en la etapa de Pilar Miró, la de preparación a los nuevos tiempos de rivalidades por la audiencia, y busca atrapar a un público generalista alentado por todos los juegos de azar que se habían instalado en la vida cotidiana de los años 80: el pelotazo por casualidad, la ley del mínimo esfuerzo, cuyo mayor exponente era el ambicioso y admirado por entonces Mario Conde. TVE renunciaba a cualquier atisbo cultural en su concurso principal de las noches (el Un, dos, tres había finalizado en enero de dicho año) y eso sorprendió al personal. Sin audímetros exactos se estimaba que unos 17 millones de españoles se ponían a prueba en las tasaciones de Epifanio Rojas, que no era tan conocido pese a ser la voz institucional de Antena 3 Radio.

TVE se llenó de concursos en 1988, coincidiendo trece formatos en una parrilla que ya no se terminaba a medianoche. Una programación más comercial que embelesaba a la clase media incorporada al Mercado Común. El juego de Joaquín Prat estuvo durante más de cinco años en antena, programas de entretenimiento que se extendían por temporadas, algo que era poco frecuente. Regaló premios que no se habían visto hasta entonces como coches deportivos o yates. Un camarero de Lugo consiguió la cuantía mayor hasta entonces, cuando no había botes en los espacios de preguntas, con un lote valorado en 40 millones de pesetas (360.000 euros de ahora y al poder adquisitivo actual unos 800.000 euros). Pelotazos de otros tiempos, premios de una tacada aunque sus cantidades palidecen frente a los premios acumulados de estas últimas décadas.

Carlos Sobera en 'El precio justo' Carlos Sobera en 'El precio justo'

Carlos Sobera en 'El precio justo'

El precio justo terminó aún pletórico pero en TVE prefirieron darle descanso. Prat había fallecido cuatro años antes cuando en 1999 Carlos Lozano, con Mónica Hoyos y Oihana Echeverría, condujo una versión diaria vespertinoa que no tuvo ya tanta repercusión (enfrente, por ejemplo estaba Alta tensión en Antena 3).Con el

panorama actual hay ciertas semejanzas con la versión primera, El precio justo regresa a España como concurso alternativo a los quiz, a los espacios de conocimientos culturales que tan buen rendimiento tienen en Antena 3 (La 1 y Canal Sur lo intentan, con El cazador y Atrápame si puedes). Telecinco invita al camino sencillo: la intuición, la tasación deslumbrante. Carlos Sobera, su presentador, es entre los rostros populares de hoy el perfil más parecido al Joaquín Prat de 1988.

Mediaset apela a la nostalgia para los mayores y al enigma fácil para las nuevas generaciones con tanta apuesta y compra on line. Mañana por la noche regresa el “a jugaar”, en un formato posteriormente llamado a rivalizar con Pasapalabra en su franja diaria. Las cifras frente a las letras. Todo por la pasta.

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