"El día que mi madre murió, mi mundo quedó destruido. Desde entonces se ha hablado tanto de cómo murió que se ha eclipsado quién era como persona". Estas son las palabras de Natasha Gregson Wagner, la primogénita de Natalie Wood, fruto del segundo matrimonio de la actriz con el guionista y productor Richard Gregson, en el documental Natalie Wood: entre bambalinas, un trabajo firmado por el cineasta franco-estadounidense Laurent Bouzereau, autor de más de una decena de reportajes, muchos de ellos dedicados a loscineastas más destacados de la historia de la gran pantalla. Seleccionado en el Festival de Sundance de este año, esta crónica íntima del icono cinematográfico a través del testimonio de su entorno más cercano, incluidas sus dos descendientes (Natasha y Courtney Brooke Wagner) y su círculo de amigos y compañeros de profesión.

Natasha Gregson Wagner: "El día que mi madre murió, mi mundo quedó destruido"

Pero la declaración más relevante, si cabe, de todas, es la de su viudo, Robert J. Wagner, sobre el que desde aquel 29 de noviembre de 1981, tras aparecer ahogada en las aguas de Santa Catalina, recayó para siempre la sombra de la duda. El actor habla por primera vez con franqueza sobre la muerte de Wood, un fallecimiento misterioso reabierto en 2011 tras la publicación del libro de Suzanne Finstad dedicado a la intérprete. Hace apenas dos años, el Departamento del Sheriff de Los Ángeles volvió a poner al veterano intérprete en el punto de mira al declararle "persona de interés" en el fallecimiento de Wood cuando solo tenía 43 años.

Esta reveladora película teje extractos de la tres veces nominada al Oscar (Rebelde sin causa, Esplendor en la hierba y Amores con un extraño) a través de material de archivo inédito, que incluye fotos familiares, diarios, vídeos caseros nunca antes vistos y grabaciones de audio. Nacida de padres inmigrantes rusos en San Francisco, Wood aún no tenía cinco años cuando apareció en sus primeras películas, protagonizando junto a Orson Welles Mañana es vivir y con Maureen O’Hara De ilusión tambien se vive.

'Natalie Wood: Entre bambalinas'

Robert Redford, que le debe su primer gran papel cinematográfico en La rebelde (1965), y George Hamilton hablan de su amable profesionalidad. Mia Farrow recuerda que no había nada más importante para su amiga que ser madre. Sin embargo, para Natalie aquel corto trayecto vital fue complicado, al tratar de compaginar sus múltiples compromisos profesionales con la maternidad, mientras contenía la presión de una madre ambiciosa, María, que no paró hasta que convirtió a su hija en la estrella de fama internacional y trató de utilizarla hasta el final de sus días.

Precisamente esa relación turbulenta con su progenitora, pudo ser el detonante de la elección de personajes desobedientes, como Judy en Rebelde sin causa (1955) o Dennie Loomis en Esplendor en la hierba (1961). Además, de su fascinación por los problemas sociales, que le llevó a elegir la rompedora Bob, Carol, Ted y Alice (1969). Esa represión materna choca con su posición privilegiada en un mundo de hombres. Aprendió a usar su poder cuando se enfrentó al jefe de Warner Bros., Jack Warner, y consiguió mayor control sobre su carrera.