Vivió como quiso sin importarle las consecuencias. Jesús Quintero, fallecido este lunes en Ubrique, era tan buen comunicador como mal gestor. Nunca se privó de nada y tenía fama de mal gestor. En Sevilla, son varios los negocios en los que invirtió que terminaron mal.

El alto tren de vida de Quintero resultaba más que evidente. Era habitual verlo por Sevilla conduciendo un espectacular Bentley valorado en 200.000 euros o en un llamativo Hammer de color rojo de 100.000 euros. 

A pesar de haber amasado un gran fortuna en su carrera profesional, el Loco de la Colina tenía fama de despilfarrar el dinero. Le quemaba en las manos, decían algunos. Aunque no hay ningún mal en querer vivir bien lo que uno se ha ganado con su esfuerzo y talento. Uno de los caprichos de Quintero era la ropa. Le gustaban las marcas de lujo. Eran habituales sus visitas a las grandes firmas de moda de, por ejemplo, Puerto Banús (Marbella).

En una entrevista publicada el verano de 2021 en la revista Vanity Fair, Quintero reconocía la ruina económica siempre le había acechado a lo largo de su vida por ser muy desprendido con el dinero. Aunque reconocía que haber perdido grandes sumas "no había sido una tragedia". Reconocía el Loco en esta confesión que los bancos se portaban bien y que iba pagando sus deudas.

En Sevilla invirtió grades sumas en dos negocios que resultaron un fiasco. La discoteca Montpenseir, junto al teatro Lope de Vega y el Casino de la Exposición; y el teatro que con su nombre montó en la céntrica calle Cuna. En el año 2017 el comunicador se enfrentó al desahucio del teatro al deberle a los propietarios unos 500.000 euros en rentas.

Pero no todo fueron grandes despilfarros de dinero. Según han relatado sus colaboradores en más de una ocasión buena parte del dinero ganado se reinvertía en la realización sus programas. Además, Quintero también habría empleado grandes sumas en causas sociales y en ayudar a muchas personas que lo necesitaban.