Lo sucedido en estas últimas semanas estivales en TVE que concluye es la constatación de un modo de entender la televisión como un producto comercial que debe estar más pendiente de los dígitos de audiencia que de mantener una línea de programación coherente. A la vista de todos está que lo del servicio público quedó postergado hace mucho tiempo en La 1.

Las cifras del mes de agosto eran renuentes para la primera cadena. Así es que, de perdidos al río, se dio orden de apretar el acelerador y sustituir los espacios “de la casa”, de producción propia, por largometrajes de tirada fuerte. Así, tanto Comando actualidad como Viaje al centro de la tele, que tampoco es que sean programas para intelectual del perfil de Millennium, se vieron sustituidos por las películas Salt y The Queen. Todo con tal de evitar el 7,9% que hubiese supuesto la primera bajada de los 8 puntos en la historia de la cadena en una medición mensual. Finalmente quedaron en un 8,1%, para maquillar, pero que también es una cifra baja. ¿Pero qué importa el dato, cuando lo que se ha perdido de verdad es el norte?

Se comenta en el Consejo de Administración de RTVE que La 1 debe ser relevante. Difiero en el aserto. Ser relevante va mucho más allá del dígito de las audiencias. Porque en ese caso, Telecinco, pese a estar por detrás de Antena 3, sería una cadena relevante, que hoy por hoy duplica los datos de La 1, en sus informativos y en todos sus programas. ¿Y qué?

Los responsables de La 1 no quieren saber nada de formatos como Las tres puertas o Las claves del siglo XXI. Su afán de insuflar calidad y rigor a la cadena ha durado dos Telediarios. Nos espera, pues, un futuro desolador. Como programa estrella, un programa de cantantes vocacionales presentado por Juan y Medio, que podría ser de Antena 3. Además del Mundial de Qatar que se ha llevado el dinero que debía haberse invertido en proyectos más ajustados a una televisión pública como La 1.

Para este viaje no hacían falta tantas alforjas. Ni la gran consulta ni este Consejo de Administración que tanto iba a cambiar el rumbo. Lo que se verá en otoño no va a ser diferente a lo sucedido en verano.