Alberto Chicote y sus nuevos tenedores de amonestación ante las amenazas
Entrevista con el conductor y árbitro de 'Batalla de restaurantes', que regresa hoy a La Sexta
Las galletas que cambiaron la vida de Alberto Chicote
Alberto Chicote se niega a comer lo que le sirven en 'Pesadilla en la cocina'
La Sexta estrena hoy temporada Batalla de restaurantes estrena tercera temporada en La Sexta. Esta noche la primera escala de Alberto Chicote es en Tarragona, para probar cómo es el suquet entre los cuatro locales que se disputan los 10.000 euros de premio.
Tras la sorpresa de la primera tanda de episodios los empresarios de la segunda entraban en polémica y conflicto con gran facilidad. De cara a las nuevas entregas hay filtros de deportividad como el que ejecutará el propio Chicote esta noche.
–Usted es el chef unido a la bronca. A estas alturas tiene el pellejo tan curtido como el del jamón.
–El papel va conmigo. Estoy acostumbrado a verlas venir. En Batalla hay conflicto y en Pesadilla mi labor es la de ayudar aunque en ocasiones, a estas alturas, aún no se entienda.
–Y de regalo, las campanadas.
–No te quepa la menor duda de que son un regalo y un honor. Es una llamada que siempre recibo con alegría y ya son diez años con Cristina Pedroche. Somos la pareja que más años de forma consecutiva ha estado en la Puerta del Sol. Con Cristina todo es emocionante.
–¿Dar las uvas, pese a la experiencia, es también una pesadilla?
–Son los 20 minutos de televisión que dan más curro de todo el año. La audiencia está pendiente y eso es un honor para nosotros. Cristina empieza a pensar en el año siguiente nada más bajar a la plaza en la noche del 1 de enero. Hay que mirar muchas cosas previamente, guionizar los mensajes. Son momentos mágicos.Yo me tomo medidas un mes antes pero está claro que Cristina tiene que empezar su vestido con muchísimo más tiempo.
–El 2021 lo tenemos en la memoria.
–La estampa de esa plaza desierta es una imagen que aún me estremece cuando la recuerdo.
–¿Conocía a Dabiz Muñoz, el marido de Pedroche, desde mucho atrás?
–Le conocí en su primer DiverXO. Un amigo periodista me dijo “ve, que lo vas a flipar”. Tiene un carrera meteórica y merecidísima. Es un titán por su capacidad de imaginación y de trabajo. Es un auténtico número uno.
–¿En Pesadilla en la cocina habrá aprendido mucho de todo lo malo?
–Nuestro trabajo en la restauración consiste en procurar dar felicidad a los demás. Lo tenemos metido en la sangre. Lo que procuramos es generar el mejor ambiente posible y eso se consigue trabajando mucho para que las cosas ocurran. No hay más. Hay explicarlo. Si abres un establecimiento y te gusta lo que haces lo tienes que disfrutar. Si no es así, todo se complica.
–¿De un vistazo ya se huele qué restaurante parte con ventaja en las ‘batallas’?
–A veces sí y en otras no. Los ves y desde fuera parecen que serán la bomba y después te llevas la sorpresa. Y al contrario.
Hay mucha gente que trabaja bien, que conste.
–Los propietarios en muchas ocasiones se toman la competición con una inquina insana.
–Hay un poco de todo. Dejamos que cada uno tenga la libertad de opinar y hacer en cada momento. Pero en esta temporada vamos a incorporar unas tarjetas penalizadores si no puntúan honestamente o quieren perjudicar al otro de forma alevosa. Tenemos el tenedor amarillo y el tenedor rojo y quitamos puntos.
–En Batalla de restaurantes usted ejerce de hermano mayor. Hay discusiones que han dado vergüencita ajena.
–Sí, me lo tomo así, como un hermano mayor. Procuramos que haya más paridad y justicia en estos nuevos programas, que haya una mecánica que prevenga alteraciones forzadas.
–¿Cuándo vuelve Pesadilla?
–Será la décima temporada la que comencemos a grabar. Parece que todo está visto pero seguro que hay margen para sorprender. Los propietarios que llaman pueden imaginar qué puede ocurrir pero comienza la grabación y la realidad es diferente a lo que imaginaban.
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