Perfil de la veterana periodista

¿Es TVE el lugar natural de Mercedes Milá?

Mercedes Milá en 'La hora D', con Dani Rovira

Mercedes Milá en 'La hora D', con Dani Rovira

Mercedes Milá ha despachado las primeras seis entregas de Milá vs. Milá. Las temporadas de los programas de Movistar + son cortas. B.S.O., de Emilio Aragón, Radio Gaga, los documentales sobre Lola Flores o El Palmar de Troya se agotan en pocas entregas.

Quienes estamos acostumbrados a temporadas trimestrales quedamos desconcertados con esta forma de programar. Sobre todo en el caso de Milá vs. Milá, un espacio de entrevistas que sí hubiese admitido como subtítulo el pedante La matemática del espejo puesto que el invitado se ve a sí mismo con 35 años menos en una pantalla gigante, diciendo lo que dijo entonces, luciendo hombreras y un penacho de pelo.

Es cierto que Mercedes Milá fichó por Movistar + para hacer, literalmente, lo que le diera la gana (la fórmula Scott y Milá fue lo más parecido a unas vacaciones pagadas por todo el mundo), pero no lo es menos que TVE, máxime ahora que está tratando de cambiar su rumbo, debía haber contraofertado para que una figura como la Milá regresase a sus filas. Al menos para realizar un programa como el que ahora lleva entre manos. Las entrevistas que ha manejado en Milá vs. Milá proceden de Buenas noches, El martes que viene y Jueves a jueves. Los tres de TVE. También lo es Dos por dos (1978). Solamente Queremos saber pertenece a Antena 3.

Si la televisión pública quiere tener identidad, debería hacerse con formatos como Milá vs. Milá, sugerirlos ella misma. Es más, cuando en La noche D, en La 1, vimos como invitada a Mercedes, y en la célebre entrevista a Camilo José Cela comprobamos que en el rótulo se leía el programa Queremos saber, comprobamos cómo quienes hacen este programa, por su juventud, no tienen referencias suficientes para saber que la anécdota de la palangana sucedió en TVE, no en Antena 3.

La cuestión es que nos encontramos con una Mercedes Milá desatada y resucitada a sus 70 años, con cuerda para rato, con ganas de hacer televisión basada en el ‘revival’, y resulta que la poseedora de los derechos de imagen la deja escapar. Toda una incongruencia.

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