TV-Comunicación

'Gran Hermano', 20 años, el confinamiento fascinante

  • El 23 de abril de 2000 comenzaba en una casa de Soto del Real el primer 'reality' de Telecinco, cambiando la historia de la televisión en España. El primer ganador fue el gaditano Ismael Beiro 

El gaditano Ismael Beiro es proclamado ganador de 'Gran Hermano'

El gaditano Ismael Beiro es proclamado ganador de 'Gran Hermano' / Mediaset

Diez personas encerradas en una casa. Menudo espectáculo ¿no?.

El público acudió a la llamada de Telecinco con más curiosidad en el cuarto de baño y en los dormitorios (antes de la explosión del edredoning) que en los sofás, pero la audiencia quedó rendida más a la convivencia, al relato de una telenovela en directo, que a la carne. Eran "diez desconocidos, aislados, sin familia, sin amigos", advertía la promoción como si fuera la apertura de un nuevo centro comercial. Todo insólito hasta entonces. 

Porque el morbo de este “experimento psicológico”, el popular término con el que lo presentó Mercedes Milá, surgió más por ver desnudos a sus participantes que por lo que podían hacer o decir. De hecho en los primeros días de la casa de Gran Hermano las 29 cámaras campaban a sus anchas intentando cazar a los concursantes desvistiéndose y en la ducha, pero al cabo de una semana, en los varios resúmenes diarios que se seguían en multitudes, las desnudeces quedaron al margen a cambio de saber si el romance de Jorge Berrocal y María José Galera era sincero.

La audiencia votaba por sms quién salía (otro genial acierto del formato de Endemol que producía en España Zeppelin) y decidió que la sevillana Galera fuera la primera expulsada por sus oscuras intenciones sobre el mojigato recluta zaragozano. Realmente todo lo que fue esta primera edición de GH en Telecinco resulta memorable.

Fernando Acaso recibe a los concursantes a la entrada de la casa en Soto del Real Fernando Acaso recibe a los concursantes a  la entrada de la casa en Soto del Real

Fernando Acaso recibe a los concursantes a la entrada de la casa en Soto del Real / EFE

Se habían presentado 7.000 aspirantes y los elegidos destacaban, al parecer, por su alto coeficiente intelectual. Eso ocurriría en aquello ocasión, en la más de una veintena de ediciones posteriores, entre anónimos y VIPS ya es más discutible.

La relación de participantes del primer GH es casi una alineación de fútbol, encabezada por el gaditano de Loreto Ismael Beiro, estudiante universitario de Náutica, que se convirtió en ídolo juvenil tan sólo por sus cepillados de dientes ante el espejo junto a su compadre encontrado en la casa, el gijonés Iván Armesto. La Cosa Nostra, bromeando mafiosos. Se sumó al trío un advenedizo por las imprevistas bajas, entre enfermedades o renuncias sentimentales: Iñigo y sus descubrimientos nasales, marqués de la Cascarria.

Gran Hermano metía las narices de los espectadores en una casa, cumplía sueños fisgones porque ponía a disposición de la gente qué hacen los vecinos tras las paredes.

Era una tentación fascinante: husmear en el confinamiento ajeno y fue un éxito. Qué digo un éxito, lo nunca visto: cuotas de más del 50% cuando en el mano sólo había apenas seis canales. El reality se instaló en el televisor (Antena 3 reaccionó con Gestmusic y el efímero aunque eficaz El Bus) y a través de Canal Satélite se ofrecía incluso una señal en 24 horas para que verdaderamente fuera la vida en directo. Precisamente a Joan Ramón Mainat, de Gestmusic, esa fascinación por los concursantes yéndose a dormir le dio la idea de que además hicieran algo más durante la convivencia. Yde ahí partió el fenómeno de La 1, Operación Triunfo.

Gran Hermano fue la primera fábrica instantánea de famosos y de ahí que en sucesivas ediciones llegaran los concursantes con los colmillos retorcidos. Sólo la primera edición puede calificarse de absolutamente sincera en sus participantes, unos paisanos que realmente no sabían dónde se metían. Y se metieron en una casa de Soto del Real que fue desmantelada al cerrar la edición aunque su sucesora en Guadalix, una fortaleza aislada, es patrimonio nacional, hasta que en 2017 un participante cometió presuntos abusos sexuales sobre su pareja en la casa.

El primer Gran Hermano arrancaba hace ya 20 años, toda una vida en la historia de la televisión en nuestro país. Del 23 de abril de 2000 hasta el 21 de julio, donde se proclamó ganador el gaditano Ismael y su camiseta del Cádiz, con 20 millones (de pesetas) en el maletín, la admiración de Milá y la alegría de los gaditanos, bueno, de toda Andalucía.

En segundo lugar quedó Ania Iglesias, una modelo pelín espesa que despertaba tanto admiraciones como recelos (más que antipatías). De por medio Koldo y su aspecto abertzale, asaltado por un intruso en la casa, la pareja de Israel y Silvia que se marcharon juntos en laexpulsión de él;o la otra pareja, Nacho y Vanesa, entre la tranquilidad de Marina o la profe Mabel. Y la gran polémica de Mónica Ruiz, expulsada por su pasado de chica cariñosa en un club alicantino. Todos los habitantes acabaron en una broma cinematográfica que fue un exceso, Gran Marciano.

Ismael Beiro recibido en Cádiz tras ser proclamado ganador de 'GH' 2000 Ismael Beiro recibido en Cádiz tras ser proclamado ganador de 'GH' 2000

Ismael Beiro recibido en Cádiz tras ser proclamado ganador de 'GH' 2000 / José Braza

El concepto de programación de Telecinco (ahora con Supervivientes, traslación selvática de la casa) no sería lo que es sin el impulso de este primer GH, pecado original de la telerrealidad, con su confesionario, sus porcentajes y sus galas de ajustes de cuentas.

Todo comenzó cuando Telecinco estaba preocupada por buscarle un relevo al culebrón El Super. Les hablaron de un programa en Holanda. No gustó in situ, pero un camarero español de Amsterdam les habló maravillas. Ese camarero, hace 20 años, entusiasmado con el confinamiento, nos cambió la vida a todos.

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