Wild Frank dedica esta nueva temporada, con cuatro episodios, al recuerdo de Félix Rodríguez de la Fuente, de quien se cumplen 40 años de su trágica muerte en Alaska.

DMax cuenta con Frank Cuesta para recorrer el legado de Félix en España, reflejo de tantas asociaciones, instalaciones de refugio y vocaciones de naturalistas como el propio herpetólogo, que ya ha recorrido medio mundo en una labor proteccionista y de divulgación similar a la del burgalés.

“Sobre todo hay que valorar el número de ejemplares de tantas especies amenazadas que se recuperaron por la labor divulgativa de Félix”, subraya Frank, que define aquellos documentales de El hombre y la tierra como “auténtica poesía de la naturaleza”.

Félix Rodríguez de la Fuente

A lo largo de estos 40 años el reconocimiento al científico y experto en cetrería no ha caído en el olvido, más bien al contrario se ha revalorizado, por su mensaje actual y por la vigencia también de sus reportajes para TVE, repuestos en otras ocasiones por la cadena pública tras su remasterización.

Wild Frank: El legado de Félix se estrena a las 21.30 con el primer episodio. Entre las instalaciones visitadas por el equipo de DMax, en una serie que se verá en todo el mundo, se encuentra el centro de recuperación de El Acebuche, en Doñana, destinado al lince ibérico, una de esas especies relevantes en El hombre y la tierra.

Entre los lugares donde recaló durante más tiempo el equipo de Félix fue en Sigüenza, en la provincia de Guadalajara, donde hay un mirador que testimonia los lugares de rodaje favoritos pare el recordado divulgador.

Frank Cuesta en acción

Sobre los animales ‘troquelados’, en cierta medida domesticados, con que se contaba para algunos de los rodajes Frank contextualiza que era una práctica necesaria en aquella época, con un equipos técnicos muy pesados que obligaban a grabaciones muy compleja.

“Él hacía lo que los demás han ido haciendo años después, pero con cámaras de 60 kilos”, explica Cuesta, que valora que El hombre y la tierra consiguiera tantos “instantes perfectos” que permitieron estimular la vocación de miles de españoles dedicados a la protección de la naturaleza.