Coronavirus

  • La actividad estival y las reservas de alojamiento siguen en pie aún con una tasa de incidencia por encima del millar, con pocas cancelaciones según los hoteleros

  • Los empresarios piden que se relativice la tasa de incidencia, la más alta de toda la provincia, por el alto volumen de población flotante

El turismo en Tarifa, inmune al virus

Una mujer toma una foto a otras dos en el camino a la Isla de Tarifa, este sábado. Una mujer toma una foto a otras dos en el camino a la Isla de Tarifa, este sábado.

Una mujer toma una foto a otras dos en el camino a la Isla de Tarifa, este sábado. / Jorge del Águila

Escrito por

· Alberto Rodríguez

Redactor

El ruido de un trolley por la acera les delata a la legua como recién llegados a Tarifa. La mano derecha tira de la maleta mientras que en la izquierda Google Maps se afana en conducir a una joven pareja hacia el apartamento turístico que han alquilado para pasar unos días.

Es una de las escenas típicas que se presencian en casi cualquier esquina de esta meca del turismo andaluz, en la que el mes de julio se vive a caballo entre la intensa actividad que genera la temporada alta y el recelo a la transmisión de la Covid-19 con los jóvenes, mayoritariamente sin vacunar, en el centro de la diana. 

Tarifa ha llegado al fin de semana central de julio, uno de los de mayor actividad por ser además puente por la festividad de la Virgen del Carmen, con una tasa de incidencia acumulada de 1.226,4 casos por cada 100.000 habitantes. La más alta de toda la provincia de Cádiz, superior incluso a la de Conil de la Frontera (1.163,6 el viernes), otro punto de la Costa de la Luz gaditana donde el virus también tiene un nivel que cuadruplica el considerado como de riesgo extremo de contagio (por encima de los 250 casos).

Ambiente en la Alameda de Tarifa. Ambiente en la Alameda de Tarifa.

Ambiente en la Alameda de Tarifa. / Jorge del Águila

"No conocíamos la tasa de Tarifa, pero creemos que se debe poner en relación a la población que hay ahora aquí", apuntan en la cuesta de la céntrica calle de Nuestra Señora de la Luz Nieves Suárez y Javi Rodríguez, asturianos de Avilés que veranean en Conil desde el martes y disfrutan de la mañana del sábado en el municipio. Ambos aseguran que las cifras del virus no hubieran cambiado en absoluto sus planes de veraneo en las playas de Cádiz, de las que son habituales desde hace años. "Lo teníamos reservado desde noviembre. El año pasado veníamos con algo más de miedo a Conil, pero la forma de trabajar en el hotel y el cumplimiento de las normas nos convenció para este año", destacan. 

El matrimonio asturiano cree que en esta quinta ola de la pandemia se está estigmatizando a la juventud. "No están vacunados y los cribados se realizan principalmente sobre ellos, a los que antes nadie les hacía una PCR. Y claro está, salen los positivos", coinciden antes de seguir mirando escaparates. 

Cada fin de semana, al turismo que se aloja en los hoteles y apartamentos tarifeños se le suma una ingente cantidad de población venida desde el resto de municipios del Campo de Gibraltar y zonas limítrofes. Tarifa llega a multiplicar por tres su población habitual, que en temporada baja apenas supera los 18.000 habitantes, hasta los 60.000 que calcula para este fin de semana la Asociación de Empresarios de Tarifa (AET). "No estamos al nivel de ocupación de hace tres o cuatro años, pero sí hay una afluencia positiva de público aunque se nota que faltan los extranjeros", reflexiona Luis Sotomayor, presidente de la patronal local.

Una mujer recoge una sombrilla volada por el viento en Los Lances. Una mujer recoge una sombrilla volada por el viento en Los Lances.

Una mujer recoge una sombrilla volada por el viento en Los Lances. / Jorge del Águila

Para Sotomayor, los niveles de incidencia del virus no suponen un freno a "las ganas de salir y sentirse de vacaciones" que percibe entre la población. "Alguna cancelación hay. Pero también se cubren pronto. En general, la gente sigue adelante con sus planes", resume tras insistir en que en Tarifa durante el verano se triplica la población flotante y eso incide en las cifras de incidencia.  

Sobre las normas, aunque el presidente de AET reconoce que en verano tienden a relajarse, "el comportamiento en general no es malo". "La población tiene muy asimilado su comportamiento y las distancias. Los empresarios somos los que tenemos más interés en que esto funcione. Se han implantado unas costumbres de aforo y limpieza que han llegado para quedarse", agrega Sotomayor. 

Un camarero atiende en un bar. Un camarero atiende en un bar.

Un camarero atiende en un bar. / Jorge del Águila

La mañana avanza. Los viandantes buscan un rinconcito con encanto para pasear, una mesa para compartir unas tapas o simplemente desconectar. Este verano, eso sí, se percibe en las calles mucho menos turismo extranjero. Bien por las restricciones de retorno a sus países, por las listas rojas o simplemente por los diferentes ritmos de vacunación en Europa.

El cierre perimetral del municipio no planea de momento sobre la ciudad. Tampoco el del ocio nocturno, tal y como afirmó el lunes en Algeciras el presidente regional, Juanma Moreno. La Junta de Andalucía insiste en que además del millar de casos de incidencia acumulada deben valorarse otros factores negativos como una importante ocupación hospitalaria, que por ahora no es preocupante. Y también pesa (a favor) la cada vez mayor inmunización de la población con el escudo de las vacunas

Sí se han quedado por el camino eventos multitudinarios, aunque inicialmente previstos con distancia física entre asistentes, como la serie de conciertos Tarifa Live en el campo de fútbol

Varias turistas con sus maletas en la Calzada. Varias turistas con sus maletas en la Calzada.

Varias turistas con sus maletas en la Calzada. / Jorge del Águila

"Con todo, hay buenas previsiones para agosto", añade el presidente de la asociación empresarial, quien sostiene que en el ocio nocturno, el cumplimiento también es mayoritario. Un sector de la población local, por el contrario, considera que en Tarifa la atracción de la juventud hacia sus noches ha incidido para mal en la situación actual. 

"Nosotras anoche nos volvimos al piso a tomarnos unas copas allí. De noche no vimos muchas mascarillas", contraponen a lo dicho por el empresario un grupo de seis jóvenes de Badajoz que celebran este fin de semana una despedida de soltera. Tamara, Patricia, Sole, Amanda y Leticia acompañan a Estefanía en las semanas previas al "sí quiero".

Se muestran también muy escépticas con la gesión de la pandemia por parte del Gobierno. "Vemos plazas de toros llenas. El virus no entiende de noche o de día. Deberían haber empezado a vacunar por los más mayores y por los más jóvenes", apuntan. Todas llevan mascarillas FFP2 aunque destacan que están vacunadas. "Hemos venido por no perder la reserva y la señal", apostillan. En Extremadura, dicen con cierto punto de orgullo, ya van pinchando por los 22 años y bajando (y ellas tienen de 26 a 39). Andalucía ha llegado esta semana a los 25 años. 

Un grupo en una terraza. Un grupo en una terraza.

Un grupo en una terraza. / Jorge del Águila

"Desconocíamos las cifras de incidencia. En nuestra zona estamos a 80", reconocen un tanto abrumadas tres mujeres jiennenses, venidas desde Úbeda y Linares. Amparo Barrio, Ana Garrido y Nelia Ruano se alojan en un hotel tarifeño y tras la impresión del dato, al momento se recomponen: "No hubiéramos cambiado la reserva de conocer las cifras". 

Las tres reflexionan sobre el papel de la juventud en esta ola. "Ahora son los más vulnerables a la infección", agregan antes de pedir consejo sobre dónde almorzar. Y aclaran que, aún con más de un millar de incidencia, tratarán de hacer "burbuja" y no interactuar en exceso con desconocidos o introducirse en aglomeraciones. 

En los más de 20 kilómetros de costa tarifeña, de hecho, hay espacio de sobra para poner tierra de por medio entre grupo y grupo. No ocurre así en el entramado de callejuelas del centro. Bajo el arco de la Puerta de Jerez, dos jóvenes reparten el folleto de un nuevo negocio de noodles. Son un buen termómetro del grado de cumplimiento de la obligación local de portar la mascarilla en el núcleo histórico. "Vemos de todo. Sobre todo por la tarde-noche se ven algo menos de mascarillas. También hay menos turismo que otros años", estiman. 

Uno de los accesos al centro histórico de Tarifa. Uno de los accesos al centro histórico de Tarifa.

Uno de los accesos al centro histórico de Tarifa. / Jorge del Águila

En la Alameda, junto teatro, una de las entradas al antiguo recinto amurallado luce uno de los nuevos carteles que recuerdan la norma local. A pocos metros, en el mercado de abastos, un imponente lomo de atún rojo de almadraba brilla sobre el mostrador de mármol de una de las pescaderías. Los corrillos locales giran irremediablemente sobre el casi monotema en Tarifa: "Hay que ver cómo estamos. ¡Tápate la nariz!", le espeta una clienta a un señor mayor que llega para hacer la compra. En otro puesto, la carne de retinto también pide a gritos que alguien la adopte. 

"Encerrados en nuestro pueblo"

Las autoridades tratan de poner coto a los posibles desenfrenos que son caldo de cultivo para la transmisión de la enfermedad. Sobre todo al cierre de los locales de ocio, cuando las medidas de contención se relajan notablemente entre los jóvenes. En una semana, la Policía Local y la Guardia Civil han interpuesto 160 sanciones, la mayoría por ruidos (12) y botellones (12), aunque también por no respetar las medidas anticovid (11).

El Ayuntamiento de Tarifa mantiene un refuerzo de la vigilancia, según insiste su alcalde, Francisco Ruiz, y además se ha instalado cartelería nueva que recuerda la obligación de portar mascarilla en el centro por la imposibilidad de guardar un metro y medio de distancia entre personas. "Este fin de semana hay afluencia de gente, pero se nota que es cambio de quincena. La tasa de incidencia nos sigue preocupando aunque el crecimiento ya no es tan elevado como en días anteriores. Esperamos que la situación tienda al cambio", subraya Ruiz, a la espera de hacer un balance más concienzudo el lunes. 

Una frutera en el mercado de Tarifa, este sábado. Una frutera en el mercado de Tarifa, este sábado.

Una frutera en el mercado de Tarifa, este sábado. / Jorge del Águila

El alcalde considera que las medidas de vigilancia y concienciación "parece que dan sus frutos" junto con un "esfuerzo de los empresarios y hosteleros para generar conciencia".

Ni de lejos lo ve así el matrimonio local formado por María del Carmen Fernández y Juan José Moreno. Ambos descansan en un banco de la Alameda, donde llevar mascarilla no es obligatorio, aunque portan sendas FFP2 (al igual que muchas personas por el centro). "Vemos muy poca vergüenza y menos mascarillas. Y muchos botellones. Solo salimos por la mañana y como mucho una vez al mes a tomar una tapa a la Huerta del Rey, que es más tranquilo que el centro. Estamos encerrados en nuestro pueblo", apuntan. 

Viandantes en el centro. Viandantes en el centro.

Viandantes en el centro. / Jorge del Águila

Para Fernández y Moreno, lo ideal hubiera sido vacunar antes a los jóvenes por su mayor movilidad. "Pero vemos poca responsabilidad. A la gente parece que le da igual coger el virus. Ni con el levante los echamos", concluyen resignados.

El lunes, la Junta de Andalucía difundirá los datos acumulados de contagios e incidencia de todo el fin de semana. Será el momento de comprobar si, tras dos semanas de subidas sin freno, se ha llegado ya a la fase de meseta y control de la situación o si, por el contrario, las cifras siguen rompiendo marcas inéditas hasta ahora en la localidad.

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