La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

Macarena Olona cocina un plato frío

En los despachos de Vox en Madrid destrozaron primero la campaña andaluza y no supieron después gestionar el personaje

Macarena Olona, el jueves en la Universidad de Granada

Macarena Olona, el jueves en la Universidad de Granada / M. G. (Granada)

Un partido político con vocación de gobierno debe tener capacidad suficiente para combinar la tropa con las figuras, el cuerpo de militantes de base con los personajes singulares que son, al fin, las marcas de referencia. Tal vez Macarena Olona no debió darse de baja de su partido. Fue un acto impulsivo, probablemente fruto de las fortísimas presiones internas que sufrió para que fuera una leona dócil en la jaula andaluza. Aquello no podía salir bien. Estalló. Nadie debe torear a contraestilo. Fíjense en que Olona había mejorado tras el 19-J. Sus intervenciones en el debate de investidura fueron mucho mejores que las de una campaña vigilada y destrozada desde Madrid. Ella se abrió aquellos días a entrevistas en diversos medios. Se desentendió de los absurdos vetos dictados desde la capital. De hecho estaba ultimando su aparición en la cadena de radio menos estimada por Vox. Aquella soltura le duró poco porque no soportó que quisieran, además, impedirle una ruta por los pueblos de Andalucía. En Madrid no estaban dispuestos a soportar lo que ahora, de hecho, están sufriendo: Olona se mueve, es noticia nacional y a Santiago Abascal le pitan los oídos. El verso suelto tiene garra, tiempo libre, tropa que le sigue y micrófonos deseando darle eco. En Vox no supieron gestionar a su principal marca femenina, a su icono parlamentario. No supieron o no quisieron hacerlo.

Quizás les vino bien el fuego enemigo de las fuertes críticas que ella recibía por su escaso resultado electoral (¡Si por momentos parecía que las elecciones las había ganado Mortadelo Marín!), de quienes no la podían ver de flamenca, de quienes querían congraciarse con Juanma a base de atacarla a ella, etcétera. Tal vez alguien de los suyos brindó el día en que ella abandonó la política y alegó problemas de salud para justificar la espantá.

Los problemas en realidad eran de partido, aunque ciertamente tuvieran efectos en la salud. Quien la tenía por enemiga no supo seguir la enseñanza de don Vito. “Mantén a tus amigos cerca, pero a tus enemigos aún más cerca”. Tengo para mí, como mero (empanao) observador, que Olona se ha metido a cocinar un plato que se sirve muy frío. Las próximas elecciones son municipales, las de menor expectativa para Vox. Gracias a los verdaderos fascistas, que son los que ensucian la Universidad, Olona tiene hoy mensajes de apoyo de políticos como Moreno o Arrimadas. Es una Ayuso sin poder territorial, pero con 400.000 seguidores en las redes y unos haters que la encumbran. En el fondo no soportan su libertad. Y que nunca aluda a su condición de mujer. “Es de lo único que no puedo presumir porque no me lo he ganado yo”, me dijo una vez.

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