Opinión

Nuestras frutas y hortalizas, garantía de salud, sabor y sostenibilidad

  • Entre pandemias, guerras y demás, el sector agrario, el pesquero y el agroalimentario responde y surte nuestros mercados día a día

Puesto de frutas con productos andaluz.

Puesto de frutas con productos andaluz.

Vayan mis primeras palabras para este anuario del Grupo Joly que sin duda constituye un hito, porque cada año que transcurre, cada valoración o evaluación de lo que hemos hecho o han dado de sí los últimos 365 días, ponen de manifiesto la historia que, entre todos, y en este caso este grupo, construye cada día.

Venimos de un período complicado y nos introducimos en otro lleno de incertidumbres. A los graves problemas de la pandemia de la Covid-19, le han sucedido importantes acontecimientos en lo político y en lo económico a nivel global, y especialmente acentuado en Europa, nuestro marco de referencia.

La guerra de Ucrania, la inflación o los problemas de tipo energético, han derivado en esa incertidumbre que desde el ámbito en el que se desempeña mi gestión en particular, lleva a unos elevadísimos costes de producción que en ocasiones no se pueden asumir por quienes nos garantizan a diario el abastecimiento de productos.

Y pese a ello, pese a todo esto, a este período que ya se prolonga demasiado, entre pandemias, guerras y demás, el sector agrario, el pesquero y el agroalimentario responde y surte nuestros mercados día a día y además lo hace con garantías de ser buenos, por su calidad y su sabor, sostenibles y sanos.

Son muchos los aspectos positivos a resaltar del sector hortofrutícola, pero también son numerosos los problemas que afronta con determinación

Todo ello, vaya por delante, se debe al buen hacer de los hombres y mujeres del campo, de la industria y de la mar. Se trata, no solo de producir, fabricar o elaborar, sino hacerlo cada vez mejor, con una apuesta por la innovación y por una sostenibilidad que nos hace referentes en producción y alimentación sana, ecológica y segura.

La investigación constante y la innovación por parte de la cada vez más potente industria auxiliar de nuestra agricultura ha sido, sin duda, fundamental para abastecer los mercados con unos productos que no tienen rival en cuanto a calidad, trazabilidad y seguridad alimentaria. Pero lo tengo muy claro, esto ha sido posible gracias a la mentalidad abierta a los cambios que han demostrado nuestros agricultores. Un claro ejemplo fue el radical cambio que dio el sector hortofrutícola bajo plástico hacia la lucha integrada y la agricultura ecológica, hace ahora 15 años, dejando atrás la lucha química y siendo un modelo a seguir en cumplimiento de la normativa europea en materia fitosanitaria.

Y seguimos sorprendiendo… Ocho años antes de que entre en vigor, con la estrategia europea ‘Del campo a la mesa’, la obligatoriedad de contar en 2030 con el 25% de las tierras en producción ecológica, el conjunto de Andalucía ya ha alcanzado este porcentaje. Es más, ya contamos, incluso, con agricultores que producen en agricultura biodinámica.

Me gustaría centrarme ahora en especial en la producción hortofrutícola, en donde somos un auténtico referente a nivel internacional, avalados por nuestros datos de exportación que superamos cada año, cada mes.

Son muchos los aspectos positivos que se pueden resaltar de nuestro sector hortofrutícola, pero también son numerosos los problemas que afronta cada día con valentía y determinación. Me refiero, por supuesto, a los tradicionales vaivenes en los precios en origen, con duras crisis de precios periódicas; también a la competencia desleal de países terceros y a una concentración de la oferta todavía insuficiente para hacer valer sus posiciones ante las cadenas de distribución.

A los problemas hay que buscarle soluciones, y esa es, como no podía ser de otra manera, la labor que tenemos los políticos como servidores públicos, en mi caso como consejera de Agricultura, Pesca, Agua y Desarrollo Rural de la Junta de Andalucía. En el caso de los picos de sierra que se producen en cuanto a las cotizaciones de las frutas y hortalizas, hemos avanzado con Hortyfruta en una extensión de norma que va a ser de gran utilidad para el campo, en momentos de crisis de calidad, para la destrucción de las segundas categorías.

Competencia desleal

Por otra parte, la clave para que no se siga produciendo una competencia desleal entre las frutas y hortalizas de otros países y las nuestras, pasa por un compromiso fuerte y firme de la Unión Europea, que conlleve la activación, cuanto antes, de unas cláusulas espejo que impidan que continúe teniendo lugar este perjuicio claro a los intereses de nuestros agricultores.

Al hilo de la competencia desleal, creo que la pandemia del Covid-19 y las consecuencias de la guerra de Ucrania, con unos costes de producción más que elevados, deben suponer el aliciente que necesita la Unión Europea para decidirse, de una vez por todas, por aplicar el principio de soberanía alimentaria. ¿Habrá algo más positivo que alimentar al viejo continente y otros países fuera de las fronteras comunitarias con productos del propio ámbito europeo? Las crisis están dejando claro que, en el caso de que sea posible, y con las frutas y hortalizas lo es, resulta fundamental no depender de países extracomunitarios para bienes de primera necesidad. Intentemos en Europa producir los alimentos y las materias primas que nos hacen falta para no depender de nadie.

Junto a esto, un aspecto que no se debe descuidar nunca es el de la limpieza. Y es que, aunque bien es cierto que en este sentido la inmensa mayoría de nuestros agricultores son ejemplares, sí tenemos que lamentar que hay una minoría que no respeta las normas y ensucia nuestras ramblas, cauces y otros espacios con todo tipo de residuos, desde plásticos de cubierta a plásticos para la solarización o restos vegetales. Hay que recordar que, igual que la limpieza en el invernadero y en su entorno es imprescindible para evitar una mayor proliferación de plagas, la limpieza del entorno rural es una de nuestras mejores cartas de presentación de cara al visitante y a los consumidores.

Desde la Consejería hemos hecho un esfuerzo juntamente con Coexphal y con la Asociación de Gestores de Residuos de Almería (AGRA) para la recogida y reciclaje de residuos plásticos a través de Trazyplast. Mediante este sistema le garantizamos al agricultor de esta provincia tanto la recogida del plástico como su posterior valorización.

Es cierto que las frutas y hortalizas andaluzas son muy apreciadas en los diferentes mercados de destino, tanto el nacional como los internacionales, pero aún tenemos una asignatura pendiente para dar a conocer lo realmente sostenible que es nuestro sector productivo. Ahorramos agua, nos valemos del sol para producir, ahorrando elevados costes económicos y medioambientales al no requerir la utilización de la calefacción, nos valemos de fauna auxiliar para combatir las plagas y, sin embargo, no hemos sido capaces de transmitir de una manera clara estos hitos al consumidor.

Igual que la limpieza en el invernadero y en su entorno es imprescindible, la limpieza del entorno rural es una de nuestras mejores cartas de presentación

Hemos conquistado importantes y exigentes mercados. El 60% de nuestras ventas se realizan en mercados europeos tan potentes como Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Países Bajos, nuestro séptimo mercado en importancia es el de los Estados Unidos. Pero incluso aquí tenemos retos.

En primer lugar, en el propio mercado interior, donde tenemos que apostar por ese mejor conocimiento de los consumidores, no ya tanto de nuestros productos, sino de la excelencia en los procesos de producción. Al mismo tiempo, y en este mismo ámbito, hay que seguir dando pasos y sin complejos al desarrollo de una agricultura de cercanía. Tenemos que hacer buenas todas las herramientas que podamos poner a disposición del sector desde las administraciones. Y, por supuesto, trabajar de manera coordinada, leal y con proactividad por parte de todos, escuchándonos y sobre todo teniendo en cuenta qué es lo que necesita el sector.

En este sentido, querría recordar que en Andalucía sabemos ir de la mano con nuestros productores, que somos una administración que apoya y escucha. De hecho, ese habría sido nuestro deseo de cara a la nueva PAC que se nos avecina y en donde las alegaciones que presentamos desde Andalucía no han sido tenidas en cuenta, y ello pese a que eran las alegaciones de las organizaciones agrarias y cooperativas agroalimentarias. Tenemos ese deber, esa obligación, la de escuchar y apoyar, sobre todo a un sector que, como decía al principio, en los momentos más difíciles, más complicados, sigue garantizando el suministro en los mercados.

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