Opinión

Valor, esfuerzo y responsabilidad

  • Nunca antes la sociedad había prestado tanta atención a prioridades medioambientales, sanitarias, sociales y éticas en los alimentos que consume

Sede de Tecnova.

Sede de Tecnova.

El modelo de desarrollo agroindustrial es el motor de la economía almeriense, generando frutas y hortalizas tanto para el consumo nacional como para el resto del mundo, además de contar con un cluster de empresas tecnológicas auxiliares de la agricultura que ha hecho crecer económicamente a esta provincia y posicionarla a nivel global entre los principales países líderes a nivel mundial.

Esto ha sido posible por el esfuerzo de los agricultores y a los procesos de innovación llevados a cabo durante más de 40 años por las empresas y centros de investigación, velando siempre por cultivar bajo criterios de sostenibilidad, apostando por una agricultura sin residuos, gracias al uso de la lucha integrada y a la producción ecológica. Esto garantiza una seguridad alimentaria y confianza al consumidor al comprar un producto almeriense, pues sabe que es garantía de calidad y salud al producirse en condiciones óptimas, con el máximo aprovechamiento de los recursos hídricos, disminuyendo le huella hídrica, absorbiendo el CO2 que producen otras industrias.

Nunca antes la sociedad había prestado tanta atención a prioridades medioambientales, sanitarias, sociales y éticas en los alimentos que consumen, por lo que nos encontramos ante una población que compran cada vez más de forma crítica, consciente y responsable, siendo por tanto nuestra obligación dotarlos de alimentos saludables y sostenibles.

Hay una tendencia hacia alimentos saludables, y de alto valor añadido. No basta un producto con buen aspecto visual o buen sabor, son importantes las propiedades nutricionales de los alimentos llevándonos a buscar productos ricos en vitaminas y compuestos funcionales cuyos beneficios son, entre otros, la reducción de las enfermedades degenerativas a causa del estrés oxidativo, ayudando a reforzar la capacidad antioxidante propia de nuestro organismo, que necesitamos para poder llevar una vida sana y prolongar nuestra longevidad.

Es por ello que frutas y hortalizas vuelven a estar en el punto de mira como alimentos saludables, y gran fuente de fibra dietética y de vitaminas como vitamina C, vitamina E y beta caroteno (provitamina A), antioxidantes y demás compuestos funcionales. Hay diversos factores que pueden afectar al valor nutricional: desde las prácticas de cultivo, como la composición del suelo, los fertilizantes utilizados y la rotación de las cosechas; el manejo postcosecha, la madurez en el momento de la recogida, la variedad y la forma de conservación. Afortunadamente Almería está preparada para dar al mercado lo que pide. Almería, ya está implementando agricultura ecológica, unido a un buen manejo y conservación de los productos hortofrutícolas, reduciendo el uso de compuestos químicos de síntesis y optando por nuevos productos naturales, libres de residuos y de bajo impacto medioambiental. Esto hace que el impacto en el medio ambiente sea el menor posible, asegurando la salud, la calidad nutritiva de los alimentos, la seguridad alimentaria, así como la sostenibilidad medioambiental.

La seguridad alimentaria es uno de los tres pilares de una buena nutrición. La crisis del COVID, ha provocado que los consumidores estén más concienciados que nunca, no solo de seguir una dieta saludable sino también por tener información veraz.

Alertas sanitarias

El creciente consumo de productos frescos crudos, así como de procedencia orgánica, ha incrementado el número de alertas sanitarias registradas en las últimas décadas. En consecuencia, en Europa comienza a aparecer cierta preocupación en los organismos que velan por la seguridad alimentaria dada la tendencia de consumo actual, así como la extensión del comercio global.

En respuesta a esta problemática, se han desarrollado y aplicado diversas tecnologías encaminadas a la garantía sanitaria. Por una parte, el desarrollo de tecnologías que permitan una trazabilidad dinámica y a tiempo real, aportando transparencia sobre los alimentos (como el uso de etiquetado inteligente y big data), se ha incrementado como respuesta a la situación vivida durante la pandemia, ya que con la declaración del estado de alarma, vivimos niveles de producción de récord condicionados por la seguridad e higiene, donde la trazabilidad marcó la diferencia en un modelo de consumo de las familias, centrado en el hogar y en una mayor demanda de información, etiquetado y packaging como medida de protección.

Por otra parte, el uso de nuevos productos naturales, biocidas y fertilizantes menos agresivos contra el medio ambiente y la salud, así como nuevos métodos de desinfección y tecnologías postcosecha encaminadas al control microbiológico cobran más fuerza en nuestro sector como alternativa al uso de químicos de síntesis. Las estrategias, basadas en ‘tecnologías limpias’, libres de residuos y de bajo impacto medioambiental, permite englobar productos almerienses como alimentos seguros bajo el concepto ´Clean label´, para garantizar un menor riesgo para la salud y mayor sostenibilidad.

El sector agroalimentario almeriense presenta un enorme potencial de desarrollo, aprovechando oportunidades como la implantación de estrategias de cultivo sostenible y la valorización de su producción. En este contexto, el Centro Tecnológico Tecnova, colabora en el impulso del sector almeriense trabajando en el desarrollo de nuevas estrategias de cultivo, manipulado y transformación de los alimentos, en línea con las exigencias del mercado actual. La aplicación de nuevas tecnologías encaminadas, a la conservación y mejora de la composición nutricional se presenta como una interesante tendencia en el desarrollo de nuevos productos. Del mismo modo, son diversos los proyectos realizados en el centro que tiene como objeto mejorar el control de la calidad y seguridad de los alimentos en los distintos eslabones de la cadena productiva mediante el empleo de nuevas herramientas tecnológicas e IoT.

Tecnova trabaja junto a las empresas, técnicos e investigadores en el desarrollo tecnológico de la agroindustria, analizando la situación global, las tendencias y los retos que de los próximos años, intentando adelantarnos y generar herramientas a través de la I+D+i para conseguir hacer de la agricultura un modelo sostenible económico, social y medioambientalmente, con criterios de rentabilidad y competitividad, generando empleo y riqueza para que las generaciones futuras tengan una tierra donde prosperar.

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