Una atracción en la Londres del Siglo XVIII

Piden el regreso del esqueleto del "gigante irlandés" a Irlanda

  • Charles Byrne padecía una alteración genética que le provocó una forma de gigantismo y llegó a medir 231 centímetros. Sus restos están en un museo de Londres.

El esqueleto en el Museo Hunteriano, y un dibujo de época del gigante

El esqueleto en el Museo Hunteriano, y un dibujo de época del gigante

Charles Byrne, conocido como el gigante irlandés (1761-1783), fue una celebridad en el Londres del siglo XVIII y aunque su último deseo fue un funeral en su natal Isla Esmeralda, su esqueleto sigue guardado en el Museo Hunteriano de la capital.

El diario The Guardian publica una carta de la escritora británica Hilary Mantel en la que pide que los restos de Byrne regresen a Irlanda para que sean devueltos al mar, tal y como dejó escrito en su testamento.

"Ya es hora de que Charles vuelva a casa", subrayó en un email enviado a ese medio Mantel, ganadora de dos premios Booker y autora de un libro de ficción inspirado en la vida del gigante irlandés, The Giant, O'Brien.

Byrne padecía una alteración genética que le provocó una forma de gigantismo y llegó a medir 231 centímetros, lo que le granjeó fama y una fuente de ingresos, si bien la escritora recuerda que "fue un alma atormentada".

"Nada que ver con la vida fabulosa del gigante que he creado. Sus alegrías fueron muy escasas y su final muy triste", apuntó Mantel.

Recordó que "la ciencia ya ha aprendido todo lo que necesita" tras analizar el ADN del esqueleto, por lo que lo "justo y honorable" es dejar que "descanse en paz".

En vida, Byrne dedicó muchos esfuerzos para asegurarse de que sus restos no fuesen exhibidos tras su muerte, una petición que, aquellos tiempos, solo se denegaba a "traidores y asesinos", explicó The Guardian.

Sin embargo, el cuerpo de Byrne fue adquirido por el médico escocés John Hunter -considerado como un pionero en anatomía- por medios poco claros, ya que se sospecha que quizá sobornó al funerario para intercambiar cadáveres.

Cuatro años después, el esqueleto entró a formar parte de la colección privada de Hunter y estuvo expuesto al público durante los dos siglos siguientes en el Museo Hunteriano, gestionado ahora por el Royal College of Surgeons (RCS).

En 2018, agregó The Guardian, el museo cerró para efectuar renovaciones e informó de que estaba considerando el futuro de los restos de Byrne, una cuestión que está paralizada porque no tiene previsto reabrir sus puertas hasta, al menos, 2022.

El gigante nació en una zona rural del Condado de Derry (ahora parte de la provincia británica de Irlanda del Norte) llamada Littlebridge, muy cerca del pintoresco Lago Neagh.

Tras abandonar Irlanda, recorrió gran parte de Escocia y el norte de Inglaterra con un "espectáculo de curiosidades", hasta que se asentó en Londres, donde adquirió cierta fama por su espectacular altura.

Tuvo tanto éxito que se instaló en el lujoso barrio de Charing Cross, pero su salud se deterioró rápidamente por el abuso de alcohol y falleció con tan solo 22 años.

Al parecer, Hunter llegó a plantearle un acuerdo económico para poder quedarse con el cuerpo, una oferta que rechazó por miedo a que su destino final fuese la vitrina de un museo.

Por ello, dejó escrito a sus amigos que quería regresar a Irlanda para recibir un funeral en el mar, pero sus restos solo llegaron hasta la localidad costera de Margate, en el sureste de Inglaterra, y, de alguna manera, cayeron en manos de Hunter.

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