Los cuerpos sin vida de doce personas han sido hallados sobre una carretera en el estado mexicano de Michoacán, al oeste del país. Los cadáveres han sido examinados por las autoridades y luego trasladados a la ciudad vecina de Uruapan.

Durante los últimos días, esta región ha sido azotada por una espiral de violencia del crimen organizado. Se desconoce aún si este hallazgo guarda alguna relación con la captura en el fin de semana de un capo del clan La Familia Michoacana. En respuesta, sicarios de este cartel respondieron con ataques a instalaciones policiales durante el fin de semana. Un hotel de la zona, donde se alojan agentes federales, también ha sido atacado. Los asaltos han dejado al menos un par de policías heridos.

Michoacán es un estado donde se cultiva ilegalmente marihuana y amapola, y es receptor en su costa del Pacífico de cargamentos de cocaína para fabricar drogas sintéticas que luego se envían a Estados Unidos.

Esta acción se ha desencadenado tras la detención de Amoldo Rueda, uno de los capos de La Familia Michoacana, la principal mafia que opera en ese estado. Tras la caída de Rueda, integrantes del cartel intentaron rescatarlo de manos de la policía, pero fracasaron en su intento.

Horas más tarde, varios grupos de sicarios atacaron a tiros las instalaciones policiales en distintos municipios de la región y otras comisarías del país, saldándose con tres policías muertos y 18 heridos.

El fiscal general de México, Eduardo Medina Mora, ha declarado que Rueda seguirá detenido durante 40 días para que las autoridades reúnan pruebas para presentarlas ante un juez bajo los cargos de narcotráfico y homicidio.