Sociedad

Chocolate y sexo, verdades y mentiras

El chocolate es un alimento afrodisíaco.

El chocolate es un alimento afrodisíaco.

"El chocolate es el sustituto del sexo" es una afirmación muy utilizada en el día a día por los españoles. Pero, ¿qué hay de verdad en ello? Según los expertos, sí, pero no. Es decir, nada sustituye al sexo, pero es indudable el poder afrodisíaco del chocolate y sus múltiples relaciones con la vida sexual.

Lo que realmente ocurre, explican los especialistas en nutrición, es que al comer chocolate el cerebro libera endorfinas y seretonina, que aumentan la sensación de felicidad y bienestar. Se trata de las mismas sustancias que se liberan al practicar el sexo. Pero también lo hacen al tomar el sol, por lo que tampoco es una evidencia definitiva.

Sin embargo, broncearse no contiene la feniletamina, algo que sí tiene el cacao. Se trata de un compuesto que libera las mismas endorfinas que el enamoramiento y provoca sensaciones de placer. Por ello, tomar chocolate puede considerarse un buen alimento para épocas tristes o de leve depresión.

Pero es que las bondades de este alimento van más allá. Al contener l-arginina, puede aumentar los niveles de óxido nítrico, lo que posibilita, entre otras cosas, una mejor erección y que el clítoris esté más sensible a la estimulación.

Además, el chocolate posee teobromina, la cual funciona de manera similar a la cafeína, que puede aumentar la líbido.

Por si fuera poco, es indudable el aporte de energía de una tableta de chocolate, lo que da un aporte extra en momentos de esfuerzo físico considerable, como puede ser el sexo.

Pero ojo, los nutricionistas alertan de que no todo el chocolate es igual. Cuanto más cacao, mejor. A partir del 70% es cuando el chocolate puede provocar todas estas bondades.

Masaje de chocolate. Masaje de chocolate.

Masaje de chocolate.

Y para rizar el rizo, la vida sexual puede verse beneficiada con la inclusión de este alimento en las relaciones afectivas. Un masaje sensual de chocolate, por ejemplo, puede reactivar una relación apagada. Eso sí, cuidado con las sábanas.

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