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Un equipo plano y sin nadie que alce la voz

  • La buena puesta en escena duró muy poco, lo que tardó Spahic en despertar al rival · Sin referencia, ni ataca ni contraataca.

La primera derrota de la era Marcelino le ha hecho daño al Sevilla, que en Mallorca sacó su cara más timorata. Sólo al final, Luis Alberto aportó algo de atrevimiento para mirar a la portería contraria. La salida del canterano y algún amago a balón parado fueron los escasos argumentos de un equipo que, con Manu sin saber jugar de referencia y demasiado perdido para pivotar los contragolpes, apenas inquietó a Aouate. Eso sí, supo amarrar el empate con cierto orden y la aparición de Javi Varas cuando se creció el Mallorca en la segunda mitad. La buena puesta en escena, presionando arriba y atacando con piezas y criterio, fue un espejismo. Duró lo que tardó Spahic en espabilar al rival, un cuarto de hora. Una suficiencia suya propició la primera llegada bermellona y quitó la confianza al Sevilla, que ya no pisó tanto campo contrario, apenas se soltó y nunca se atrevió a pisar a fondo.

Defensa

El equipo salió con la premisa de presionar con las líneas adelantadas para propiciar robos en campo contrario. Durante el primer cuarto de hora, las líneas se coordinaron en este empeño. El equipo presionaba por el exterior y guardaba la posición por dentro, lo que provocó muchos robos. Pero la defensa comenzó a sufrir cuando el Mallorca presionó la salida del balón. Por ahí comenzó a desinflarse la idea de partida. Con todo, y pese a que Cáceres subió constantemente y perdió alguna vez su sitio, el Sevilla aguantó los arreones del Mallorca en la segunda mitad con muy pocas faltas, sólo seis. Cuando hubo errores puntuales, Javi Varas tapó el resquicio.

Ataque

Un solo tiro entre los palos, en el minuto 84, fue el escaso bagaje en ataque: el disparo de Jesús Navas que despejó Aouate tras una falta botada por Campaña. La discontinuidad habitual llegó esta vez demasiado pronto, pese a que el Sevilla empezó arriba y provocó cuatro córners en 8 minutos. Mientras Rakitic y Trochowski mantuvieron el control, hubo elaboración, aunque sin profundidad. Pero esa puesta en escena se diluyó pronto y la lluvia la dificultó más. El equipo no supo jugar esta vez sin una referencia arriba, no pisó a fondo para que llegaran a tiempo los jugadores de la segunda línea y Manu acabó convertido en una isla. Luis Alberto aportó al final algo de frescura y de imaginación ofensiva.

virtudes

Una vez más, supo empatar cuando vio que no podía ganar.

talón de aquiles

Al equipo le falta desparpajo, atrevimiento, imaginación...

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