Alavés-sevilla · Informe técnico

Enciende el faro y luego lo apaga

  • El regreso de N'Zonzi, junto a la salida de Pareja y Lenglet, mejoró la imagen en cuanto al juego que duró lo que duró el francés.

  • Atacó robando por dentro, pero no evitó centros letales.

Enciende el faro y luego lo apaga

Enciende el faro y luego lo apaga

En cuestión de resultados, el Sevilla paró la diligencia después de soltar riendas durante cuatro triunfos y un quinto en la Champions; en cuestión de juego, el equipo de Sampaoli volvió a encender la luz con el regreso de N'Zonzi, pero la apagó en una segunda parte en la que no fue capaz de contrarrestar la mejoría con los cambios de su rival y de frenar la vía por la que ese rival, sin estar bien, ya había apuntado que podía generar peligro. Eran esos centros largos, colgados, bien tensos desde las bandas o en diagonal... con que durante la primera mitad habían avisado Ibai y Kiko Femenía, y que tras el descanso, con mayor control alavesista, siguieron ejecutando con comodidad, metros y tiempo para levantar la cabeza Theo, Romero, Katai y el propio Ibai hasta su marcha. Por ahí llegó el gol del empate. Y no sería porque no avisaron.

Defensa

Se preveía más frescura con hasta seis jugadores con las piernas sueltecitas con respecto al once titular ante el Athletic y hasta cierto punto en la primera mitas dio fruto el plan. Sampaoli mandó a Iborra a apretarle los dientes a un Marcos Llorente que reparte el juego como los ángeles, pero cuya jurisdicción abarcaba demasiados metros ante un equipo como el Sevilla. O el valenciano o N'Zonzi, en esa doble función de interiores que la flexibilidad del esquema (del 4-2-3-1 al 4-1-4-1) permitía, veían con anticipada claridad la presa. Además, como un acordeón, Sarabia y Vitolo también cerraban por dentro cuando el francés se tiraba atrás, y así llegó el gol. El plan se cumplía, el robo era de Iborra, la conexión era de Sarabia por dentro y la finalización, eléctrica y astuta en el filo del fuera de juego, de Ben Yedder.

Pero ese plan tuvo su momento de caducidad, el que tardó Pellegrino en compensar los desequilibrios que tenían a su equipo por detrás. Y lo hizo reforzando los costados, ahí donde estaba haciendo pupa, mientras Sampaoli reajustaba a defensa de tres para, a los ocho minutos minutos exactamente (del 74 al 82), volver a la zaga de cuatro al sacar del campo a Mercado. Tanto con una disposición como con otra, en las bandas los centros locales salían fáciles y la presión en medio que antes daba rédito con recuperaciones perdió presencia física porque Iborra estaba demasiado arriba y a N'Zonzi se le vació el depósito.

Ataque

Con las piezas que se habían juntado era más lógico que no sucediera lo de Las Palmas ni lo del día del Athletic. La salida era más limpia y no había que recurrir tanto al pelotazo. Los dos centrales con mejor juego, Pareja y Lenglet, y la pieza clave: N'Zonzi.

No obstante, el francés tenía que recorrer a veces muchos metros con Kranevitter entre ambas líneas y Vitolo, sin forzar, no era el de siempre. Las llegadas venían de robos por dentro hasta que el grifo se cortó. Luego, Sampaoli lo intentó con Mariano por fuera (sin tino alguno) y con poco más. No rodeó a N'Zonzi de ayuda y el balón lo perdió.

Virtudes

La mejoría en la propuesta. Por momentos, se volvió a reconocer el Sevilla de Sampaoli.

Talón de aquiles

No contrarrestó el modelo rival.

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