Semana Santa | Martes Santo

El Señor de Medinaceli se reencuentra con Algeciras

  • La cofradía salesiana decide desafiar a la lluvia y realizar la estación de penitencia en su día, el Martes Santo

El Señor de Medinaceli en su salida de San Isidro

El Señor de Medinaceli en su salida de San Isidro / Erasmo Fenoy

La plazoleta de San Isidro bulle inquieta. El fiscal de la Hermandad de Medinaceli y Esperanza está llamando a la puerta de la iglesia. Después de todo una semana de consulta a los portales de meteorología, de un día entero mirando al cielo de reojo, parece que la ilusión del Martes Santo se va a cumplir. Y poco después de las ocho de la tarde llega la confirmación definitiva: Jesús de Medinaceli vuelve a las calles de su ciudad, de la Algeciras de la que en estos momentos tiene el bastón de mando pero para la que cada día es su Señor.

La espera se ha hecho muy larga. El pasado mes de marzo, el Cautivo protagonizó un concurrido vía crucis del Consejo de Hermandades y Cofradías, pero sus fieles ansiaban la llegada del Martes Santo, el día en que lo acompañan como costaleros, nazarenos, promesas o por la calle. El día más alegre del barrio, el de los momentos inolvidables en la calle Montereros, el de la noche más emocionante. Al final ha podido ser y una multitud de algecireños ha querido vivirlo llenando el recorrido de la cofradía.

Sobre un monte de claveles sangre de toro, regalados por sus fieles, el Señor avanza por las calles de su barrio. Viste su túnica de terciopelo burdeos bordada en oro, donada por la familia de Miguelín, con la Medalla de Oro de la ciudad sobre el pecho. Lo escolta, como es tradición, la Policía Nacional. Además de su cortejo de promesas, como también es tradicional. 

Son casi las nueve de la noche y María Santísima de la Esperanza está iluminada por su candelería a punto de seguir a su Hijo. Su palio protagoniza los estrenos de este año, con una importante renovación y enriquecido de las bambalinas. La Virgen luce este año conjunto de saya y manto bordado en oro, de las Adoratrices de Málaga, y estrena tocado de brocado de seda y oro. Poco antes de dar las nueve, el capataz llama a los costaleros: "Nos vamos a ir al cielo, a ese cielo que llevamos todo el día mirando". La Esperanza comienza a caminar y el Martes ya está completo.

Las cabezas siguen mirando arriba conforme anochece. La junta de gobierno respira, el tiempo está respetando. Han tenido que tomar una decisión difícil, puesto que si la cruz de guía pisaba la calle ya no podrían hacer uso de la dispensa del Obispado que permite a la hermandad cambiar su día de salida al miércoles en caso necesario. Si se daba el paso ya no había marcha atrás y al final se ha decidido arriesgar para no dejar la Semana Santa de Algeciras sin un día grande.

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