Misericordia

El agua deja en casa a la Misericordia por segundo año

  • Tras la deliberación, la junta de gobierno anunció que el Cristo no saldría este 2012

Un aplauso resonó en el templo del Corpus Christi el pasado viernes. Un aplauso que sirvió de refrendo a la decisión que acababa de tomar la junta de gobierno. El reloj marcaba las 20:25 horas. Y se anunciaba que la Misericordia no procesionaría este 2012. Un acuerdo unánime, adoptado ante la inclemencia del tiempo, que dejó a los penitentes en casa por segundo año consecutivo. El cielo, invadido por decenas de nubarrones, no perdonó a la Hermandad. El agua no dio tregua esa jornada. Y, por ello, la Cofradía optó por no pasear por las calles de su Algeciras.

"Es muy desagradable comunicar esta decisión a estas alturas. Después el trabajo de todo un año. Cuesta mucho decir que no. Pero salir supone un riesgo: para las imágenes y para quienes las acompañan, que pueden caerse con el suelo mojado", explicaba uno de los representantes de la junta de gobierno. Todo ello, en una iglesia repleta de fieles; quienes, a pesar de la lluvia, se acercaron hasta la parroquia para venerar a su Señor.

Un Cristo que, al igual que ocurriera en 2011, tampoco pudo este viernes recorrer su amada Cuesta del Rayo. Un Crucificado que aún no ha podido observar en las calles a aquellos vecinos que sufrieron las torrenciales lluvias de marzo del pasado año; aquellas precipitaciones que marcaron a toda una barriada y que, todavía, persisten en su memoria.

Quizás, el sol salga el Viernes Santo de 2013. Quizás, entonces, los penitentes de la Misericordia muestren a Algeciras su constancia y superación, sus ganas de dejar atrás aquello que ocurrió. "Porque el pasado es historia, el futuro una incógnita y el hoy es un regalo y por ello le llaman presente", como dijeran en una película.

Quizás, entonces, en ese Viernes Santo de 2013, los costaleros vuelvan a mecer al Señor por Jacinto Benavente; vuelvan a acompañar al Crucificado por una Blas Infante y una calle Ancha engalanadas y lustrosas; vuelvan a acompasar su paso milimétrico y constante al son que marcan las cornetas y tambores.

"¿Qué le vamos a hacer? Tendremos que esperar al año que viene", añadía en el Corpus Christi un nazareno, resignado. Otros, más desilusionados, no podían evitar dejar escapar alguna lágrima. Mientras tanto, Jesús continuaba allá arriba, en la Cruz, mostrando el dolor y sufrimiento que padeció por su Humanidad. Eran las 20:25 horas cuando se conoció la noticia. Y, envuelta en un mar de incienso; la parroquia, la hermandad y sus fieles ya pensaban en ese 2013, ahora más esperado todavía.

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