Fiel a su cita con el Miércoles Santo, la barriada de Los Olivillos se volcó una vez más con sus imágenes, el Cristo de Medinaceli y la Virgen de la Merced.

Bastante antes de las 9:00 horas los alrededores de la capilla de la Santísima Trinidad -donde reciben culto las imágenes desde 1987-, eran un hervidero de gente, de todas las partes del municipio e incluso de fuera, que querían asistir a la primera levantá del Medinaceli.

Casi un cuarto de hora después de la hora marcada por el retraso de la banda de música, la Ecce Mater de Cádiz, se habrían las puertas del templo y entre la emoción y el gentío se vislumbraba ya la imagen de Jesús Cautivo.

La barriada entera en la calle, con los balcones repletos de público que miraban expectantes como los cargadores con el rostro tapado salvaban la dificultad de la puerta de la ermita. Casi de rodillas los costaleros bajaban los escalones para colocar la imagen en el centro de la plaza. Poco a poco y con maestría, los cargadores meciendo a la imagen le dieron una vuelta para colocarla de nuevo frente al templo. Un hermano subido en una escalera puso finalmente la corona al Cristo, mientras esperaba la salida de su Madre, la bella virgen de la Merced.

La pequeña imagen procedente de Gibraltar salía también con dificultad pero con firmeza por sus cargadoras. Finalmente, madre e hijo se encontraron en un momento mágico en Los Olivillos. Tras un pequeño descanso, el Medinaceli inició su Estación de Penitencia, seguido por su madre a pocos metros. Antes de abandonar Los Olivillos ya se encuchaban saetas a las puertas de la asociación de Canción Ligera.