Los vecinos de Los Barrios acompañaron un año más en la Plaza de la Iglesia la salida procesional de Nuestro Padre Jesús Cautivo (Medinaceli) y María Santísima de la Paz. La del Miércoles Santo es la noche por excelencia de las promesas en la Villa barreña, cuando muchas personas participan en el cortejo caminando tras el Cristo para agradecer su mediación, simbolizada en una vela encendida. Y anoche no fue una excepción.

Con puntualidad, a las nueve, la puerta lateral del templo de San Isidro Labrador se abrió de par en par para dejar salir a la cruz de guía y el primer cortejo de penitentes.

Un rato después, bajo los sones de la Banda de Cornetas y Tambores San Juan Evangelista de Sevilla, el Medinaceli de la Villa se encontró un Miércoles Santo más con su pueblo. Y tras él, una riada de personas con lumbres en la mano cubrieron el recorrido tras el paso del Señor, que avanzó decidido bajo las órdenes del cuerpo de capataces formado por Adrián Peña, Salvador Guerrero, Francisco Javier Sánchez y Juan Antonio Méndez.

La camarista Yolanda Domínguez arregló con esmero la talla del Medinaceli, cuyo paso lució el habitual monte de claveles rojos y pequeños detalles con unas pocas rosas rojas como exorno floral.

Rato después, el palio de María Santísima de la Paz asomó por el umbral de la puerta y salvó el angosto hueco gracias a las precisas instrucciones del cuerpo de capataces formado por José Miguel Pecino, Félix Gálvez, José Luis Gómez y Juan Jesús Gálvez. La Banda de Música de Los Barrios acompañó el momento -y el resto del desfile- mientras que el Cristo ya se encontraba cerca de la calle Palma y la cruz de guía buscaba los primeros metros de la calle Santísimo.

La camarista Lucía Pérez, habitual encargada de engalanar a la imagen, colocó con esmero todos los elementos de la Virgen que salió a la calle con una decoración floral íntegramente en tonos blancos. Un símbolo de pureza para el que la hermandad eligió rosas blancas, bouvardias, calas, alhelíes y fresias.

La hermandad, con nueva junta de gobierno este año respecto a la Semana Santa de 2016, estrenó anoche el estandarte de la Virgen de la Paz. Bordado en hilo de oro sobre seda natural de color pastel, ha sido elaborado por el taller de la propia hermandad con un diseño de Francisco Cerrillo. Un óleo de Fernando Huete remata la pieza que anoche lució en todo su esplendor, dado que la ausencia de viento y el cielo despejado contribuyeron a que las telas tuvieran la caída perfecta para ser vistas por el público.