San José es sin duda uno de los barrios que vive con más devoción la salida de sus hermandad y es que son cientos los linenses que acuden a ver la salida del templo de Jesús en la Oración del Huerto y María Santísima del Amor.

La salida de esta hermandad es especialmente hermosa. Ayer el olor a incienso inundó la calle Rosales y la lluvia de pétalos desde los balcones, toda una tradición en cada estación de Penitencia, cayó sobre el paso de misterio y el palio.

Tras la Cruz de Guía avanzó el paso del Señor que estrenó el frontal del respiradero, dos candelabros laterales de cinco luces y cinco cartelas. La banda de cornetas y tambores Virgen de la Peña de Mijas acompañó a la Oración en el Huerto, mientras que la banda de música Acordes de Jerez desfiló junto a la Virgen del Amor.

La Señora de San José mostró a los linenses los bordados nuevos del techo de su palio, un trabajo que ha costado tres años de esfuerzo a las hermanas del taller de la cofradía.

La cuadrilla, que dedicó la primera levantá dentro de la iglesia a los hijos de los costaleros nacidos este año, tuvo que demostrar su maestría para sacar el palio a la calle. Los costaleros levantaron a la Virgen del Amor en peso y en cuclillas lograron salvar la puerta sin dañar el palio, mientras sonaba el himno de España y la marcha Coronación de la Macarena una vez que ya estaba en la calle.

La labor de las bordadoras se vio ayer reconocida porque la primera levantá de la Oración en Rosales la hizo Antonia Gil y la primera del palio, también en la calle, la hizo el capataz Jacinto Villanueva en honor de las mismas.

Tras salir de la parroquia, el cortejo continuó su camino por Padre Pandelo, Ríos Rosas, Calderón de la Barca, Gerona y Clavel hasta llegar a la calle Real. Entonces emprendió el cambio de regreso a su templo por Padre Rodríguez Cantizano.

Los linenses pudieron disfrutar de una de las hermandades más vistosas.