Era lo más probable que, atendiendo las nada halagüeñas predicciones meteorológicas, la Hermandad del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de Las Angustias y Santísimo Cristo de la Caridad no pudiera salir a la calle, en el último desfile procesional de la Semana de Pasión tarifeña.

Así ocurrió, y a pesar de que la intención era llevar a cabo la estación penitencial por las calles del casco histórico, momentos antes de la hora anunciada (20:30) comenzó a caer una fina pero intensa llovizna que hizo determinar a la junta de gobierno la suspensión del cortejo fúnebre del Viernes Santo.

Con un templo de San Mateo abarrotado, con los pasos del Cristo Yacente y con la Virgen Madre con su Hijo en el regazo a los pies del altar mayor del templo, se realizó en comunicado y se invitó a todos a participar de un via crucis en el interior del templo con 14 estaciones que fue predicado por el director espiritual de la hermandad y párroco de Tarifa, Pedro Durán.

Con las autoridades civiles y militares, la Corporación Municipal bajo mazas y todas las cofradías de penitencia representadas por los estandartes de sus hermandades, se llevó a cabo el emotivo acto, donde de nuevo, y en esta ocasión con mayor emoción, el recuerdo de la que fuera hermana mayor, Carmen Gómez Mora tristemente fallecida hace escasos meses.

En el paso de la Virgen de las Angustias depositada su pértiga de hermana mayor y en todo la hermandad una pena y un recuerdo emocionado que se hizo más presente cuando la cuadrilla de costaleras de la Virgen le dedicaron su primera levantá en el interior del templo. El Cristo portado en parihuela también le dedicó unos cortos pasos en el interior del templo.

Con la Estación Penitencial del Santo Entierro finalizó una Semana de Pasión en la que la lluvia ha sido determinante, modificando los itinerarios de la mayoría de las hermandades y obligando al Nazareno y la Virgen de la Paz, igual que la hermandad del Santo Sepulcro, a suspender sus desfiles procesionales. Hoy, la imagen del Resucitado procesionará durante la mañana.

La que sí salió a la calle fue la bella imagen del Cristo de la Salud, que procesiona el Martes Santo, y que fue protagonista en el mediodía del Viernes Santo del tradicional Vía Crucis del Ejercicio de las Siete Palabras.

Se trata de un Vía Crucis solemne y en el que los devotos portan al Crucificado en su cruz, al hombro. Es una tradición que data de 1.944 instaurado por el reverendo Padre Gámez. Se trata de una procesión sin nazarenos ni boato. Tras la misa los fieles esperan al Cristo a la puerta del templo y lo acompañan en su procesionar cuyo recorrido, y a pesar del sol reinante, fue acortado ante el riesgo de lluvia.

En cada estación el predicador sube a un balcón y desde él pronuncia las últimas palabras de Cristo antes de expirar. El itinerario previsto se cambió por San Mateo, Padre Félix o el Barrio Moral, Independencia, General Copons y a su templo donde al final del Ejercicio tuvo lugar un Solemne Besapiés en el interior del templo.