Todos buscaban el mejor ángulo al filo de las siete del Viernes Santo en la confluencia de las calles Gaucín, Menéndez Pelayo y la plazuela frente al Hospital Municipal de La Línea, en la parroquia de San Bernardo, para ver salir al Cristo del Amor y a María Santísima de la Esperanza. Un crucificado de imponente factura, con gran realismo y detalle, y cuya salida desde el templo siempre encierra la dificultad añadida de la altura del extremo de la Cruz. No fue óbice para la experta cuadrilla de cargadores que en apenas diez minutos desde la apertura de las puertas lo puso en la calle bajo los sones. Por fin, porque llevaba tres años sin poder completar el recorrido.

La Virgen hizo lo propio apenas quince minutos después, mientras que en la lejanía sonaban los acordes del acompañamiento musical del Cristo del Mar, en una parada de descanso junto al hospital de La Línea y para dejar margen a este desfile procesional. Primorosamente engalanada con flores blancas, claveles y rosas, la Virgen de la Esperanza desfiló acompañada por la Banda de Música Santa María de la Merced, venida desde Córdoba, en su primer año como conjunto musical para la Semana Santa Linense. De hecho, el conjunto musical sólo tiene tres años de existencia aunque sus 65 componentes demostraron maestría a la hora de interpretar las marchas procesionales.