La Salud

Arte imaginero en el desfile de la Salud y los Dolores en Tarifa

  • El desfile luce nuevos respiraderos del paso del Cristo y varios enseres

Cada noche de Martes Santo la propia Semana de Pasión tarifeña se convierte en arte imaginero con la sobrecogedora imagen del Cristo de la Salud procesionando por las calles.

Pasados los temores de los hermanos cofrades, que vieron peligrar el procesionar del Huerto durante la noche del lunes, la Venerable Hermandad de Penitencia del Santísimo Cristo de la Salud y Nuestra Señora de Los Dolores respiró tranquila y aliviada pues las previsiones meteorológicas eran favorables para el lucimiento procesional de sus titulares. Y a fe cierta que no defraudó ni el día ni la noche y la sombra de uno de los mejores Crucificados de la comarca se proyectó solemne sobre la amarilla cal de las paredes reforzadas por las luces de las farolas.

Según consta en el archivo Diocesano de Cádiz, el Santísimo Cristo de la Salud estaba situado en el retablo a la entrada de la antigua Sacristía Mayor de San Mateo, por lo que también se le conocía como el Cristo de la Sacristía. Cuando no tenía hermandad, sólo salía para el Ejercicio de las Siete Palabras durante el mediodía del Viernes Santo. Algo que ocurrirá nuevamente un año más siendo el Cristo llevado a hombros por sus devotos cofrades. Entonces desde los distintos balcones del recorrido en las palabras del párroco local, Agustín Borrell se reflexiona sobre las últimas siete palabras que el Señor pronuncio en la Cruz antes de expirar.

Ayer, esos mismos balcones se revelaron como palcos abiertos al misterio de la Pasión del Dios hecho hombre y clavado en el madero de la expiación de las culpas de los hombres. De nuevo las puertas de San Mateo se revelaron como inicio de estación penitencial y el bello Cristo crucificado de pies y manos por tres clavos, con los pies cruzados, la cabeza gacha y muerto pero con los ojos aún abiertos y la boca entreabierta reveló a su vez la majestuosidad de esta talla policromada datada como del siglo XVII y atribuida a las escuelas de Martínez Montañez o de Mena. La Virgen, la más guapa de todas las Dolorosas que procesionan en la localidad, de autor desconocido, podría ser de últimos del siglo XIX.

Durante cuatro horas, Cristo y Virgen fueron impregnando de aromas cofradieros los adoquines de las viejas calles regadas a estas alturas con la lágrimas de cirios penitentes que ayer estiraban su fe hacia el cielo a través de sus negros capirotes.

Y a pesar que al margen del marco, la propia bellezas de las imágenes invitan a ser admirada en cualquier cuarta de calle, resulta un espectáculo visual ver pasar al Cristo y a la Señora por la calle Coronel Moscardó, la entrada en la Plaza Hermanos Costaleros, Plaza Ángel o María Antonia Toledo. A los sones de la Banda de Música Las Tres Caídas de Arcos de la Frontera y la Banda de Música de Las Mercedes de Bollullos Par del Condado las imágenes configuraron una noche sublime.

La hermandad estrenó en su desfile de ayer los respiraderos del paso de Cristo, los cuales han sido realizados por el Costalero de la cuadrilla de Palio, Miguel Esteban Trujillo, labor ésta que ha sido llevada a cabo altruistamente. También se estrenó un juego de cuatro Ciriales y Pértigas en metal plateado, para el cuerpo de Acólitos, así como la vestimenta de Acólitos para el paso de palio.

Sobre las once y media de la noche el Cristo ganaba la carrera oficial en la Calzada y media hora más tarde el pórtico de San Mateo lo envolvía arropándolo en su despedida de su pueblo. Detrás suyo, el dolor de la Virgen reflejado en ese sereno rostro parecía querer evitar el instante en el que perderse en el templo, cosa que se prolongó pasadas las doce de la noche y entre los aplausos y alguna que otra lágrimas de los numerosos devotos que acudieron a despedirla.

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