Que el Puente Zuazo y su entorno hubiesen llegado a tal extremo de abandono a pesar de su tremenda importancia patrimonial e histórica se consideraba algo completamente inexplicable en los prolegómenos del Bicentenario de Las Cortes de 1810, una situación –se advertía entonces– que difícilmente se hubiera dado en otro país.

Que el límite de la España libre, el símbolo de la resistencia que permitió la convocatoria de Cortes que impulsó la Constitución de 1812, estuviera en semejante estado de deterioro era poco menos que una afrenta antes de afrontar la gran conmemoración de 2010-2012. De ahí el empeño que se puso en poner remedio a esta situación. Y por eso La Isla entera se felicitó cuando al fin se emprendió su rehabilitación. Creía haber dejado atrás esos años de olvido y abandono. Pero se equivocaba por completo.

Ayer se cumplieron diez años exactos de la firma del convenio de colaboración entre el Ministerio de Fomento y los Ayuntamientos de San Fernando y de Puerto Real para impulsar la recuperación del Sitio Histórico del Puente Zuazo y de las fortificaciones anejas, una aniversario al que se ha llegado de la peor manera posible: con la segunda fase del proyecto –que es la más importante, la del Puente Zuazo en sí– completamente olvidada desde hace años y sin visos de retomarse a corto o medio plazo dada la millonaria inversión que precisa para su ejecución; y con la primera, la de las baterías defensivas del Real Carenero que se extienden en el término municipal de Puerto Real, prácticamente abandonadas, sin uso alguno y objeto de sucesivos acto vandálicos a causa de la ausencia de vigilancia. El más escandaloso, por cierto, el intento de robo de la solería original –losas de Tarifa– de uno de los baluartes defensivos en 2016, que propició en su momento un cruce recíproco de acusaciones entre las distintas administraciones implicadas.

La foto histórica del día del convenio. Los dos alcaldes con la ministra de Fomento.

Aunque lo peor de todo es que, diez años después de ese convenio que firmaron los alcaldes Manuel María de Bernardo y José Antonio Barroso con la entonces Ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, la recuperación del Puente ha dejado de ser una prioridad política a todos los niveles.

En aquel 26 de noviembre de 2008, que se llegó a considerar una fecha histórica para La Isla, se hablaba de un presupuesto de 7,8 millones de euros para afrontar la rehabilitación del Sitio Histórico en conjunto, que en parte se pretendía confinanciar a partir de fondos propios del Ministerio y del 1% cultural.La inversión se quedó finalmente a la mitad –solo se invirtieron 3,5 millones de euros en la rehabilitación del Carenero y de las baterías, una obra que se terminó en 2012– pero también es cierto que el presupuesto para ejecutar la segunda fase, la recuperación del Puente Zuazo se disparó hasta alcanzar los 19 millones de euros al incluir el desvío de la red principal de abastecimiento de agua potable que discurre por este punto y la ejecución de un nuevo acceso por carretera desde Puerto Real hasta el Sitio Histórico.

El proyecto de rehabilitación ha dejado de ser una prioridad política

Y esa voluminosa cifra, en plena crisis y época de recorte de inversiones en la administración, se convirtió en algo inalcanzable, lo que inevitablemente contribuyó a que el proyecto quedara aparcado. Las voces que desde entonces han pedido una revisión del proyecto o su división en distintas fases para hacer más viable su ejecución han tenido nulo éxito.

Así que el convenio firmado hace diez años con el Ministerio de Fomento ha quedado a medias. Y, a pesar de que la actuación se contemplaba con una medida compensatoria por el desdoblamiento de la antigua N-IV (CA-33) así como por la transferencia de titularidad de la antigua travesía que era la calle Real, la parte del proyecto que afectaba al término municipal isleño fue, sin embargo, la que se quedó sin hacer. Su estado de conservación, de hecho, resulta cada día más preocupante. No obstante, hasta el momento el Ministerio de Fomento no se ha replanteado retomar este convenio del que ahora se acaban de cumplir diez años.