"El marqués Alexandro Malaspina de la orden de San Juan, natural de la ciudad de Parma en Italia, en edad de 21 años, salud robusta y estado soltero". Esta frase encabeza la hoja de servicio de Alejandro Malaspina que sirve a la doctora en Historia María Matute para advertir de que "el documento desdice la opinión generalizada del lugar de nacimiento" de este marino ilustre. El dato llamó mucho la atención en el discurso de ingreso como académica de número de la investigadora isleña a la Academia Hispanoamericana de Cádiz.

"Hubo debate. Los asistentes estuvieron muy interesados", comenta satisfecha por la repercusión que tuvo su intervención en la que desgranó aspectos desconocidos de la vida del marino. El más llamativo viene refrendado por esa hoja de servicios "manuscrita y firmada por él", que Matute rescata del Archivo General de Marina Don Álvaro de Bazán, del Viso del Marqués, y en la que se menciona a Parma, y no Mulazzo, como el lugar del que era natural Malaspina.

Bajo el título Cádiz en la vida y obra de Alejandro Malaspina, esta doctora en Historia de San Fernando expone todas las connotaciones que vinculan al marino con esta tierra. Hasta aquí llegaría para su ingreso con 21 años a la Escuela de Guardiamarinas, aunque no estaría mucho tiempo al provenir de la Orden de Malta, en la que ocupó un grado muy elevado.

En el Real Observatorio, ubicado en la torre del homenaje del castillo de la villa de Cádiz, se formó junto a Vicente Tofiño. "Fue un marino ilustrado, con una formación importante, de la línea de Jorge Juan, Antonio de Ulloa, Campomanes o el conde de Aranda, que le influyen en su pensamiento", detalla Matute, que durante años ha estudiado la figura del italiano.

Su relación con las casas de comercio de Cádiz, varios viajes a Filipinas, uno de ellos de circunnavegación, que partieron desde estas costas, mantienen esa vinculación gaditana, que se completa con la salida y llegada de la gran expedición por la que es reconocido. Un viaje político y científico, denominado Expedición Malaspina, que se prolongó de 1789 a 1794 y que es un claro ejemplo del desarrollo ilustrado que vivió la Armada en el siglo XVIII. "La Armada había emprendido una reforma ilustrada de la estructura militar y docente que él cuando viene acepta rápidamente y de la que participa", destaca la historiadora.