LA GUARDIA CIVIL EN SAN ROQUE (XLVI) | CLXXV ANIVERSARIO DE LA “CARTILLA DEL GUARDIA CIVIL” (1845-2020)

La casa-cuartel de 1923 a 1928

  • Un intento por parte del propietario, Francisco Emilio Rendón Delgado, para subir la renta del acuartelamiento sanroqueño en 65 pesetas más al mes resultó infructuoso

Anverso de la tarjeta estadística del puesto de la Guardia Civil de San Roque (1928).

Anverso de la tarjeta estadística del puesto de la Guardia Civil de San Roque (1928).

El coronel Rafael Bernal Pastor, subinspector del 16º Tercio (Málaga), que tenía a su cargo las Comandancias de Cádiz y Málaga, había informado con fecha 22 de septiembre de 1923, al director general de la Guardia Civil, teniente general Juan Zubia Bassecourt, que en San Roque no había otro edificio disponible para su uso como casa-cuartel.

También dio cuenta del resultado negativo de las gestiones realizadas ante el ayuntamiento de la localidad. Se había propuesto infructuosamente a la corporación municipal que se hiciera cargo de las 65 pesetas de incremento de la renta mensual que había solicitado Francisco Emilio Rendón Delgado, respecto al acuartelamiento que se venía ocupando.

Por una parte había quedado desierta la primera convocatoria que pretendía que algún propietario arrendase en San Roque un inmueble que reuniera las características necesarias. Y por otra parte, se había desistido de emplazar una segunda convocatoria, “por tener seguro el resultado negativo por no haber edificios a propósito”.

Como tampoco había disponibilidad de ello en otras pedanías del municipio, el coronel Bernal terminaba concluyendo que se terminase por abonar el incremento de renta solicitado por el propietario del inmueble, ya que “no conviene al servicio la supresión del puesto”. Tal decisión se había adoptado en otras ocasiones en diferentes poblaciones por carecerse de acuartelamiento, e incluso décadas antes se había llevado temporalmente a cabo en San Roque, trasladando la fuerza a vecina localidad de Los Barrios, pero en esta ocasión se consideraba que tal decisión causaría grave perjuicio al servicio.

Estudiado dicho informe en la Dirección General del benemérito Instituto, se procedió el 27 de septiembre, a informar favorablemente dicha propuesta por el comandante Isidoro López de Haro Carvajal, como responsable del Primer Negociado (Servicios) de la 2ª Sección (Servicios y Organización). El jefe de ésta, coronel Rogelio Rodríguez Sánchez, también dio su visto bueno, haciéndolo igualmente el jefe de la 3ª Sección (Contabilidad y Colegios), coronel José Agudo Pintado.

Al día siguiente el teniente general Zubia hacía suya la citada propuesta, elevándola al ministerio de la Gobernación, junto al expediente de acuartelamiento instruido. Su nuevo responsable, como subsecretario, al haberse cesado a todos los ministros tras el golpe de estado dado dos semanas antes por el teniente general Miguel Primo de Rivera Orbaneja, era desde el 22 de septiembre, el general de división Severiano Martínez Anido.

No debieron ser buenos tiempos aquellos para solicitar y menos aún conceder autorizaciones para incremento de rentas de inmuebles utilizados por el Estado. Aunque no se han localizado en los archivos la resolución ministerial concreta a la propuesta realizada, sí hay evidencia de que no llegó a prosperar. En 1928 la Guardia Civil seguía abonando mensualmente 35 pesetas y el ayuntamiento de San Roque las otras 55, por lo que la renta que se satisfacía cada mes al propietario del edificio continuaba sumando un total de 90 pesetas.

Mientras tanto, dos meses después, el 25 de noviembre siguiente, acaecía el benemérito rescate protagonizado por el guardia 1º Antonio Gallardo Galván y el guardia 2º Juan Sánchez Gómez, al salvar la vida a una chiquilla que se había caído al interior de un pozo sito en la zona posterior de la casa-cuartel y que ya fue relatado en capítulos anteriores.

Los componentes del puesto de San Roque continuaron prestando su servicio peculiar, velando por la ley y el orden en el municipio. De hecho, la hoja de servicios de los dos guardias citados deja constancia, por ejemplo, de una felicitación del director general del Cuerpo, fechada el 18 de marzo de 1925, por “el celo y actividad demostrada”.

Resulta que bajo la dirección del comandante de puesto, habían logrado la detención de los supuestos autores del hurto de trece cerdos en una finca de San Roque, consiguiendo recuperarlos en su totalidad y devolvérselos a su legítimo dueño. Se encontraba entonces al mando accidental de la 8ª Compañía de Algeciras el capitán Manuel Cuadrado Díez, que acababa de ascender a dicho empleo cuando se encontraba al frente de la línea de Jimena de la Frontera.

Respecto a la casa-cuartel, sita en el núm. 14 de la Calle Herrería de San Roque, se confeccionó con fecha 11 de junio de 1928, la tarjeta de estadística de dicho puesto, la cual se conserva en la Sección Guardia Civil del Archivo General del Ministerio del Interior, cuya fotografía de su anverso ilustra este capítulo.

Conforme a la misma, la fuerza del puesto continuaba siendo de infantería, estando constituida por once guardias civiles: un suboficial, un cabo, dos guardias 1º y siete guardias 2º. Todos ellos alojados en once pabellones de casados que tenía el acuartelamiento, si bien eran de reducidas dimensiones. Tenía cuadras para diez caballos.

La renta mensual continuaba siendo de 90 pesetas mensuales, satisfaciéndose por lo tanto 1.080 pesetas anualmente, de las que 420 eran abonadas por el Estado y 660 por el ayuntamiento de San Roque. Como propietario del inmueble seguía figurando Francisco Emilio Rendón Delgado, antiguo alcalde de la localidad.

Conforme a los datos estadísticos que constaban en la mentada tarjeta, el censo de población era entonces de 6.110 vecinos y 8.214 habitantes. La producción principal del municipio estaba dedica al cultivo de cereales, la ganadería y la extracción de maderas forestales. El censo de ganado de arrastre era de 50 mulas, 45 caballos y 300 bueyes; el de silla era de otros 45 caballos; y el de lomo 100 burros y otras 50 mulas.

Caso necesario de alojamiento de tropas del Ejército se estimaba que había capacidad en la localidad para 150 oficiales y 500 individuos de tropa así como para 300 cabezas de ganado.

San Roque disponía de oficina propia de correos, estación telefónica permanente y telégrafo limitado desde las 8 horas de la mañana hasta las 8 de la tarde. Los establecimientos principales ubicados en la población eran una sucursal eléctrica de la Compañía Sevillana y dos fábricas de harina. También existían tres escuelas para niñas y otras tres para niños.

La fuerza del puesto de San Roque además de velar por la ley y el orden en el casco urbano de dicha localidad lo hacía también en las barriadas de la Estación, de Taraguilla y de Guadarranque, vigilando también el paso de los trenes que se paraban para dejar y recoger viajeros en aquella, así como las numerosas casas de campo existentes.

El puesto de San Roque continuaba dependiendo entonces de la línea (sección) de La Línea de la Concepción, al igual que el puesto sanroqueño de Campamento, ya abordado en capítulos anteriores, que tenía encomendadas la barriada que le daba nombre y la de Puente Mayorga.

Los otros dos puestos estaban ubicados en el casco urbano de La Línea de la Concepción y en la barriada de La Atunara. Éste se había creado por real orden de 17 de junio de 1910 y desde el 8 de octubre de 1922 ocupaba otro inmueble como casa-cuartel, habida cuenta el mal estado de la anterior. Hasta el 3 de diciembre de ese último año había existido el puesto de El Zabal.

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