espacios sin humos

La tolerancia al tabaco en la familia predispone a los adolescentes al tabaquismo

  • Respirar el humo del tabaco desde la niñez puede incidir en las patologías respiratorias

Si los progenitores son fumadores, afecta a la salud cardiovascular del bebé.

Si los progenitores son fumadores, afecta a la salud cardiovascular del bebé. / D. S.

Se acerca la Navidad, el periodo más tradicional del año en el que las familias se reúnen para disfrutar de las típicas comidas y cenas de estos días, que es habitual terminar con una copa y un cigarro o puro. Para proteger la salud de los niños, es importante no exponerles al humo del tabaco. Durante estas celebraciones mayores y niños comparten mesa y estancias llenas de humo, y por lo tanto de sustancias tóxicas derivadas de los cigarrillos de los fumadores.

Exponer a los niños al humo del tabaco les convierte en fumadores pasivos y tiene importantes consecuencias en la patología respiratoria, oncológica y cardiovascular. Según un estudio reciente, publicado en la revista Circulation, los niños expuestos a las sustancias tóxicas del tabaco tienen mayor riesgo de desarrollar enfermedad cardíaca de adultos que los hijos de padres no fumadores.

En este sentido el doctor Eugenio de la Cruz, pediatra, señala que "se ha demostrado que si ambos progenitores son fumadores, la edad de los vasos sanguíneos de sus hijos es 3,3 años superior a la que debería cuando estos son adultos, provocando daños irreversibles en la estructura de las arterias de los niños. También aumenta un 40 % la probabilidad de fibrilación auricular en los expuestos al humo durante el embarazo y las malformaciones cardiacas". Por otra parte, el hábito tabáquico de los padres o de otros miembros de la familia aumenta las probabilidades de que los niños expuestos sufran problemas inmediatos relacionados con el cigarrillo como: tos y respiración dificultosa, bronquitis, otitis media, asma, neumonía, infecciones del tracto respiratorio potencialmente graves, problemas visuales y auditivos y daños o muerte provocada por incendios causados por el cigarrillo. Debido a estos riesgos, la manera adecuada de proporcionar la mejor salud respiratoria, cardiovascular y evitar riesgos de cáncer a largo plazo a los niños es no fumar.

La adolescencia es una de las épocas más vulnerables e influenciables de la vida y es el periodo en el que la mayoría de fumadores se inician. El doctor de la Cruz explica "el entorno del adolescente desempeña un papel muy relevante para prevenir el consumo de tabaco. Las actitudes de los padres ante la adicción al tabaco también condicionan ya que un ambiente sin humo en casa y la vigilancia de los progenitores ante el tabaquismo de sus hijos son factores que les protegen de esta enfermedad. El abandono del consumo de los padres en la preadolescencia disminuye a la mitad el riesgo de que se inicien en la adicción al tabaco".

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