Salud

Nueve recomendaciones para combatir el agotamiento por calor

El cansancio y la sensación de agotamiento son muy comunes en verano.

El cansancio y la sensación de agotamiento son muy comunes en verano.

No hay verano sin calor ni hay calor sin cansancio. Las altas temperaturas que trae la época estival suelen desembocar en un aumento de la debilidad física y en agotamiento. La razón está en que el organismo trabaja más: consume más recursos y energía porque tiene que mantener una temperatura corporal homogénea y constante.

El problema se subsana con una hidratación adecuada, una dieta equilibrada (eso siempre) y por supuesto evitando actividades exteriores en las horas centrales del día. Sin embargo, este año tan especial se ha añadido un nuevo elemento: la presión emocional que muchas personas sufren como consecuencia del impacto de la pandemia, lo que hace que la sensación de fatiga se vea incrementada.

Esto es así porque las situaciones que aumentan los niveles de estrés producen también un aumento de la producción de cortisol y adrenalina, dos hormonas que activan el organismo y lo preparan para luchar y enfrentarse a un escenario que se asume como peligroso. Sin embargo, el problema llega cuando la exposición a este estado de tensión se alarga en el tiempo. "Esta situación produce un estado de cansancio extremo que, además, se ve incrementado por el resto de consecuencias físicas de sufrir ansiedad o estrés: mala calidad o falta de sueño, trastornos gastrointestinales, dolores de cabeza, mareos, taquicardias…, que también terminan afectando a los niveles de energía", como indica la Dra. María Sánchez, e-Health Medical Manager en la aseguradora Cigna España.

En un mundo ideal bastaría con detectar los síntomas y prevenir la aparición de este agotamiento de verano. Sin embargo, advierte María Sánchez, "una vez que ya estamos experimentando esta sensación, lo único que podemos hacer es enfrentarnos a las causas subyacentes de sus síntomas, ya sea el estrés o la ansiedad, y emprender una serie de acciones para recuperar nuestros niveles de energía habituales”. Para conseguirlo, no está de más seguir estos nueve consejos para el verano del Covid-19:

Realizar estiramientos

Sencillo y eficaz: nada como realizar unos ejercicios de estiramiento para ayudar a eliminar toxinas, fortalecer los músculos y disminuir del estrés, facilitando además un aporte de energía. Es especialmente beneficioso al levantarse porque activa el sistema linfático tras el descanso nocturno. Movimientos suaves, primero de un lado durante 30 segundos y luego alternar con otro lado por el mismo tiempo. Si se compatibiliza con respiraciones profundas, los beneficios serán mayores.

Bebida refrescante

Se ha comprobado que el efecto energético de tomar un refrigerio natural es el mismo que el de ingerir una bebida energética o un refresco. La diferencia es que es un hábito mucho más sano: el agua con fruta en trocitos o la limonada natural hidratan el cuerpo y mantienen la curva de la glucosa estable.

Reírse

No es broma. Al reírnos, el cuerpo segrega endorfina, catecolamina, adrenalina, serotonina y dopamina. Esto ayuda no solo a reducir los niveles de estrés y reactivarse, también sirve para reducir algunos tipos de dolor o para hacer frente a ciertos problemas cardiovasculares.

Vestir con colores alegres

El rojo, el naranja y el amarillo son los más recomendados para estimular al sistema nervioso y sentirse más despierto. Transmiten energía, incitan a la actividad y elevan el ánimo.

Ducharse con agua fría cada mañana

Las neuronas y los receptores térmicos situados en la piel se activan para mandar un mensaje de alerta al resto del sistema, generando una respuesta en el organismo que hace que el cuerpo se active. Con tres minutos es suficiente para contrarrestar algunos de los efectos de la fatiga crónica. 

Escuchar música y cantar

No dicen por nada que el que canta su mal espanta. La música es capaz de afectar directamente y de forma muy positiva al estado de ánimo, traduciéndose en un aumento de energía. Además, cantar requiere un control de la respiración, lo que equivale a un bombeo extra de oxígeno y, por ende, mayor sensación de energía.

Disfrutar de la naturaleza

En verano, en otoño, en invierno y en primavera. Está comprobado que caminar por la naturaleza, andar descalzos por la orilla del mar o dar un paseo por la ribera de un río aumentan la concentración, incrementan la creatividad y producen un aporte de energía, ya que provocan que la atención sea desenfocada, sin distracciones ni tensión extra.

Practicar la respiración profunda

Ayuda a un mejor bombeo de la sangre, disminuyendo la sensación de cansancio corporal y la tensión acumulada. 

Apostar por alimentos energizantes y por la actividad física

Nutrientes como el potasio o el hierro y compuestos como las proteínas y los azúcares son imprescindibles para que el cuerpo disponga de la fuerza necesaria para afrontar el día a día. Para recuperar la energía, lo mejor es combinar una dieta saludable con alimentos como los frutos secos, las semillas y las pipas, los plátanos, los higos, los huevos, el ajo o la avena.

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