estrategias internacionales

Diez nuevos objetivos para velar por la salud en tiempos de la globalización

  • La Organización Mundial de la Salud inicia este mes la ejecución de su plan quinquenal más ambicioso, que apunta a la sanidad universal, la contaminación, la diabetes o el ébola

El cambio climático, ligado a la contaminación, repercutirá en patologías como la malaria o las enfermedades cardiacas.

El cambio climático, ligado a la contaminación, repercutirá en patologías como la malaria o las enfermedades cardiacas. / archivo

En un mundo hiperconectado se entendió pronto que la salud es un tema transversal que afecta a casi todas las políticas públicas. Muchas administraciones así lo entendieron, pero generalmente el cortoplacismo hace que a la hora de diseñar las estrategias se mire hacia arriba encogiendo los hombros. Si se mira hacia arriba solo está la OMS. Desde hace escasos días ha arrancado el nuevo plan estratégico quinquenal de la Organización Mundial de la Salud, que supone su decimotercer Programa General de Trabajo 2019-2023. Estas metas van desde combatir los brotes de enfermedades prevenibles por vacunación como el sarampión y la difteria, al aumento de los informes de patógenos resistentes a los medicamentos, el aumento de las tasas de obesidad y la inactividad física hasta los efectos en la salud de la contaminación ambiental y el cambio climático.

Para hacer frente a estas y otras amenazas, la OMS cuenta con un presupuesto de 2.600 millones de euros para tratar de cubrir varios frentes: asegurar que 1.000 millones más de personas se beneficien del acceso a la cobertura de salud universal, que 1.000 millones más de personas están protegidas de emergencias de salud y que 1.000 millones más disfrutan de mejor salud y bienestar.

Nueve de cada diez personas respiran aire contaminado todos los días. En 2019, la OMS considera que la contaminación del aire es el mayor riesgo ambiental para la salud. Los contaminantes microscópicos en el aire pueden penetrar los sistemas respiratorios y circulatorios, dañando los pulmones, el corazón y el cerebro, matando a 7 millones de personas prematuramente cada año por enfermedades como el cáncer, los accidentes cerebrovasculares, las enfermedades cardíacas y pulmonares. Además, la contaminación procedente del consumo de combustibles fósiles está detrás del cambio climático, lo que entre 2030 y 2050, se espera que el cambio climático cause 250.000 muertes adicionales por año, como consecuencia de la desnutrición, la malaria, la diarrea y el estrés por calor.

Las enfermedades no transmisibles, como la diabetes, el cáncer y las enfermedades cardíacas, son responsables colectivamente de más del 70% de todas las muertes en todo el mundo, es decir, 41 millones de personas. Esto incluye a 15 millones de personas que mueren prematuramente, con edades entre 30 y 69 años. Más del 85% de estas muertes prematuras se producen en países de ingresos bajos y medios. Más de 1.600 millones de personas (22% de la población mundial) viven en lugares donde las crisis prolongadas (a través de una combinación de desafíos como la sequía, el hambre, los conflictos y el desplazamiento de la población) y los servicios de salud débiles los dejan sin acceso a la atención básica.

Los entornos frágiles existen en casi todas las regiones del mundo, y aquí es donde se concentran las metas claves de los objetivos de desarrollo sostenible, incluida la salud infantil y materna, que sigue sin cumplirse. El desarrollo de antibióticos, antivirales y antimaláricos son algunos de los mayores éxitos de la medicina moderna. Ahora, el tiempo con estos medicamentos se está acabando.

En 2018, la República Democrática del Congo vio dos brotes distintos de ébola, que se propagaron a ciudades de más de 1 millón de personas. Una de las provincias afectadas también se encuentra en una zona de conflicto activo .

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