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¿Por qué se nos hace tan cuesta arriba el mes de septiembre? Sigue estos consejos para retomar la rutina

¿Por qué se nos hace tan cuesta arriba el mes de septiembre? Sigue estos consejos para retomar la rutina

¿Por qué se nos hace tan cuesta arriba el mes de septiembre? Sigue estos consejos para retomar la rutina

Después de las siempre cortas vacaciones de verano en muchos casos nos resulta muy difícil volver a la rutina, volver al trabajo, a nuestras obligaciones, a los horarios pautados. Existe lo que algunos expertos llaman como ‘síndrome post vacacional’, tras un periodo de descanso prolongado y que se manifiesta con síntomas como el insomnio, la falta de apetito, el cansancio, y cambios a nivel de estado de ánimo, como la apatía, la tristeza, o la irritabilidad

Así lo explica María Victoria Fernández Petrini, psicóloga de Quirónprevención, compañía de prevención de riesgos de Quirónsalud que recientemente ha ampliado su abanico de servicios más allá del ámbito laboral, con un nuevo proyecto de medicina preventiva y atención sanitaria a particulares en diversas especialidades como la Psicología Clínica, que se irá implantando de manera progresiva en todos sus centros a nivel nacional.

“La sintomatología del síndrome postvacacional aparece asociada al proceso de adaptación normal por el que la persona está pasando al retomar las exigencias y actividades del día a día, que habían quedado aparcadas en el período de descanso. Por ello entendemos que el síndrome post vacacional es un proceso de estrés, pero también un proceso temporal, pasajero, y normal”, agrega la experta.

Reconoce, por otro lado, que la diferencia en la facilidad del proceso de adaptación va a tener que ver con lo grandes que hayan sido los cambios en las rutinas durante el periodo de descanso, y también con el tiempo de regulación que tengamos antes de volver por completo a las obligaciones. “Por ejemplo, no será lo mismo volver el domingo para empezar a trabajar el lunes, que volver unos días antes para darnos un tiempo de ajuste sin sobrecarga, y lo mismo pasará en el caso de los niños”.

Llama la atención porque en más de una ocasión se escuchan referencias sobre la ‘depresión post vacacional’, si bien esta especialista ve importante no utilizar mal el término ‘depresión’ ya que, según argumenta, en este caso no se trata de este proceso, ya que convertimos en patología grave algo que no lo es.

En cuanto a la duración del síndrome post vacacional dice que podemos hablar de los dos o tres días desde el inicio de las rutinas, hasta un par de semanas después: “Es lo que una persona podría tardar en hacer la adaptación y no sería necesario un tratamiento específico, aunque sí hay cosas que podemos hacer, a nivel de hábitos para facilitar el proceso".

Volver poco a poco a nuestras rutinas

A su juicio, para que esa ‘vuelta al cole’ no sea tan cuesta arriba lo primero que hay que hacer es retomar las rutinas habituales, teniendo en cuenta que cuanto más radicales hayan sido los cambios, más nos costará. “La ruptura total en muchas ocasiones podría generarnos incluso más estrés. Por ejemplo, si durante el periodo de descanso nos hemos estado acostando a las doce de la noche y de un día para otro queremos empezar a hacerlo a las diez los más probable es que los primeros días no seamos capaces de hacerlo, por lo que podría ser más interesante ir adelantando la hora poco a poco (en dos o tres días) para no experimentar frustración”, apunta la experta de Quirónprevención.

Eso sí, sí considera cierto que puede haber cambios a nivel de cada persona. “Para mí es un período en el que va a ser muy importante prestarse atención a uno mismo y tener cuidado con la sobrecarga y la autoexigencia, ya que esta solo aumentara las sensaciones de malestar”, advierte María Victoria Fernández Petrini.

Hacer cosas que nos gustan

Por otro lado, la especialista de Quirónprevención recuerda que el término de las vacaciones no tiene por qué ir asociado a la pérdida de diversión y de actividades placenteras y agradables. “Es bueno tener todos los días un momento para el relax y para aquellas actividades que nos gusten y nos hagan sentir bien”, mantiene. Entiende así que, en ocasiones, esto puede ser “complejo” por las responsabilidades y por los horarios, si bien considera que es importante que durante todo el año le demos un lugar.

Disfruta de tu tiempo libre Disfruta de tu tiempo libre

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Desde el punto de vista psicológico, en su opinión, lo importante es que la actividad física sea diaria, unos 30 minutos como mínimo, y como decía antes, que nos resulte agradable, para obtener el beneficio de la actividad física en sí misma y de las sensaciones positivas que nos genere. “Además, así será más sencillo que mantengamos el hábito”, aclara esta experta.

La importancia de la alimentación

Por otro lado, de cara a la vuelta de las rutinas, esta psicóloga de Quirónprevención insiste en la importancia de la alimentación ya que, según defiende, al igual que con el descanso, lo importante es volver a los hábitos saludables y a la alimentación equilibrada si durante las vacaciones no lo hemos tenido tan presente: “Es importante que la alimentación nos dé energía y es algo muy importante para el correcto funcionamiento de la persona, a nivel tanto físico como psicológico”.

Eso sí, avisa de que no existen alimentos para combatir el síndrome post vacacional, aunque sí algunos alimentos que, por su riqueza en triptófano, nos ayudan a regular los niveles de serotonina (implicada en la regulación emocional) y de melatonina (hormona implicada en la regulación del sueño): las almendras, los garbanzos, el pollo, la leche y los lácteos, principalmente. “Consúmelos de manera regular para aprovechar todos sus beneficios”, apostilla.

La importancia de comer sano La importancia de comer sano

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En último lugar, ve necesario prestar especial atención a nuestro sistema inmune: “Gracias a la exposición solar del verano hemos aumentado los niveles de vitamina D, imprescindible en la regulación del sistema inmune. Sin embargo, los cambios de temperatura de esta época harán irremediable que nos enfrentemos a algún que otro catarro”. Por eso, ve conveniente aumentar el consumo de alimentos ricos en vitamina C (tomate, pimiento, kiwi, granada, papaya, frambuesas.) y los ricos en vitaminas del grupo B, principalmente B6 (pipas de girasol, cereales integrales como el trigo, los champiñones o la carne de ave).

Por último, apuesta por los alimentos ricos en ácidos grasos omega (pescados azules o aguacate), “ya que aportan propiedades antiinflamatorias y nos ayudan a mejorar el funcionamiento del sistema inmune”, sentencia.