Prospectiva

Piden estrategias para prevenir el aumento de patologías infecciosas

  • La SEIMC realiza un análisis con las amenazas previsibles en los próximos 30 años

  • Bacterias resistentes o  nuevos virus de origen zoonótico están en el punto de mira

La variabilidad genética de virus respiratorios sugieren que la posibilidad de futuras pandemias es real.

La variabilidad genética de virus respiratorios sugieren que la posibilidad de futuras pandemias es real.

Cuando el doctor José Miguel Cisneros, director de la Unidad Clínica de Enfermedades Infecciosas, Microbiología y Parasitología del Hospital Universitario Virgen del Rocío, Sevilla, estaba embutido en su EPI como otros tantos profesionales en los primeros días de la pandemia por Covid-19, comenzó a hacerse algunas preguntas: ¿Cómo ha podido suceder esto? ¿cómo hemos llegado a esta situación? Preguntas que conducían a un interrogante fundamental: ¿qué debemos aprender para que esto no se repita? Así nació la idea de redactar un gran libro que pudiera describir cuáles son las amenazas principales en el ámbito de la microbiología y cómo evolucionarán de aquí a 2050. Fruto de ello, la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (SEIMC) ha presentado en Madrid esta semana el libro Las enfermedades infecciosas en 2050. Cómo serán las enfermedades infecciosas en 30 años, coordinado por el doctor Cisneros y elaborado por un ingente grupo de infectólogos y microbiólogos de gran prestigio y que se presentó el pasado miércoles en el Colegio de Médicos de Madrid.

El panorama descrito por el libro no es halagüeño, pero permite coger perspectiva para el diseño de estrategias que permitan revertir esas tendencias. En las agoreras conclusiones de este trabajo se alude a que la elevada variabilidad genética de los virus respiratorios, la falta de predicción de los cambios genéticos y la existencia de reservorios animales sugieren que la aparición de futuras pandemias es una amenaza real. También se prevé un incremento de casos de fiebres hemorrágicas virales en España, el incremento de la población expuesta a infecciones de transmisión sexual o que las infecciones en pacientes inmunodeprimidos por trasplantes de órganos o el empleo de terapias inmunosupresoras aumentarán en parte debido al éxito alcanzado en estas áreas y su impacto en la esperanza de vida de estas personas.

El efecto del cambio climático sobre la distribución de diversos artrópodos vectores de enfermedades infecciosas y los hábitos migratorios de especies que actúan como sus reservorios, puede provocar epidemias de dengue, Zika o Chikungunya en nuestro país. También es muy probable la emergencia de nuevos virus de origen zoonótico y hay un consenso claro desde hace mucho tiempo sobre cómo el incremento continuado de las infecciones causadas por bacterianas y hongos resistentes a los antimicrobianos, pondrá en riesgo la medicina moderna.

También consideran “muy probable” la emergencia de nuevos virus de origen zoonótico, la aparición de nuevos agentes responsables de producir hepatitis y que el mantenimiento de la endemicidad de la infección por el VIH provocará que la atención a personas con VIH siga siendo muy relevante en 2050. Incluso los expertos aluden a las guerras biológicas asegurando que en 2050 el empleo de agentes biológicos, microorganismos patógenos o toxinas como armas o medio de intimidación, seguirá siendo una amenaza real.

“También hay tendencias positivas y buenas noticias, como el control de varias formas de hepatitis los avances en la lucha contra la tuberculosis”, explicó Cisneros, que además hizo hincapié en los Programas de Optimización de Uso de los Antibióticos (PROA) desarrollados por las Comunidades Autónomas como una estrategia esencial para revertir la situación y seguir poder utilizando antibióticos eficaces contra las infecciones multirresistentes.

Para el doctor Rafael Cantón, jefe del Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, esa es una “pandemia silenciosa” y un problema de Salud Pública. Además, ha concretado que “los pacientes infectados con bacterias multirresistentes tienen peor pronóstico y suponen un mayor coste económico que aquellos que padecen infecciones por bacterias sensibles”.

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