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Cómo prevenir un ictus

  • El estilo de vida influye en el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular

  • Andalucía es la comunidad con mayor mortalidad por esta causa

Un estudio reciente determinó que los niveles altos de contaminación elevan un 20% el riesgo de un accidente de este tipo .

Un estudio reciente determinó que los niveles altos de contaminación elevan un 20% el riesgo de un accidente de este tipo . / alberto domínguez.

El ictus, también conocido como accidente cerebrovascular, se produce cuando una vena que lleva sangre al cerebro se rompe o es bloqueada por un coágulo. Al no recibir sangre ni oxígeno, las células cerebrales mueren a los pocos minutos.

Los datos de del Plan Andaluz de Ictus indican que 14.000 andaluces al año lo sufren, siendo la comunidad autónoma española de mayor mortalidad por esta enfermedad, considerada la primera causa de discapacidad.

Como recuerdan en la Fundación Ictus, el 90% de los ictus están relacionados con factores de riesgo modificables, a los que se añaden ahora los niveles altos de contaminación. "De todos los factores de riesgo destacaría la hipertensión y la fibrilación auricular", recalca Sonia Abilleira, responsable del plan director de Enfermedad Vascular Cerebral de Cataluña.

La fibrilación auricular es el tipo de arritmia más común y está relacionada con el mal funcionamiento del sistema eléctrico del corazón y, a menudo, pasa desapercibida.

En opinión de la experta, el reto para reducir el impacto de la enfermedad se basa en que los neurólogos vasculares pongan en marcha estrategias de prevención que logren cambios en los estilos de vida. Y que las consejerías de salud y los médicos de cabecera trabajen en la reducción de primeros episodios de ictus.

"Los médicos de familia tienen que detectar la población de riesgo, especialmente los pacientes con fibrilación auricular silente o desconocida o los hipertensos. Por su parte, los cardiólogos tienen un papel, porque hay numerosas patologías cardiacas, como las valvulopatías o con antecedentes de infarto, que pueden generar una alteración en el flujo del corazón, que puede dar lugar a embolias y que son causa de ictus", indica Abilleira.

Factores de riesgo

Los niveles elevados de contaminación elevan alrededor de un 20% el riesgo de ictus, según un estudio publicado recientemente y elaborado por Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médica de Barcelona y el Instituto de Salud Global.

La causa es que la concentración de partículas contaminantes, que sale de los motores diésel, causa el desprendimiento de las placas formadas por colesterol y otras sustancias que se agregan en la pared de las arterias, provocando el ictus.

Sin embargo, los autores del trabajo señalan que ni las recomendaciones de las sociedades científicas internacionales ni muchos profesionales médicos son conscientes de este factor de riesgo, que no es tenido en cuenta a la hora de valorar el riesgo de ictus.

Una de las nuevas estrategias de prevención pasa por involucrar a los niños. Como explica Abilleira, "antes nos centrábamos en la población de riesgo, porque la incidencia aumenta con la edad. Pero también es cierto que tenemos que concienciar a la ciudadanía desde pequeños, porque lo que se aprende entonces perdura más en el tiempo.

Por eso, es importante que sepan que si su uno de sus abuelos se cae al suelo y no puede mover parte de su cuerpo o no habla de forma adecuada, pueden ser ellos los que activen el proceso asistencial, que debe ser urgente".

Medidas para prevenir un ictus

Los expertos trasladan un decálogo del ictus para tratar de incorporar a la vida diaria rutinas saludables que permitan reducir el riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular. El primer factor de riesgo a controlar es la presión arterial. Por ello, es esencial dejar de fumar, controlar el peso y seguir una dieta equilibrada.

Asimismo, es muy importante la práctica del ejercicio físico de forma regular y controlar el consumo de azúcar.

El consumo de alcohol debe ser muy moderado y no hay que dejar de lado el cuidado de la salud mental ya que los estados de ansiedad o estrés tienen impacto en la tensión arterial.

Para finalizar es recomendable tomarse el pulso regularmente para tener la tensión controlada y vigilar las grasas en sangre con análisis periódicos.

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