La realeza europea

Naranjas amargas de Sevilla en la mesa de la Reina Isabel de Inglaterra

Joe Cooper recoge las naranjas del Alcázar que le ofrece Antonio Muñoz, en presencia de Juan Carlos Cabrera.

Joe Cooper recoge las naranjas del Alcázar que le ofrece Antonio Muñoz, en presencia de Juan Carlos Cabrera. / D. S.

Les comentaba en entregas anteriores que la Reina Isabel de Inglaterra había decidido que, cuando su hijo la releve en el trono, Camilla Parker reciba el título de monarca consorte, algo que, por cierto, nunca se concedió a su marido, el príncipe Felipe, duque de Edimburgo, del que se va a cumplir en próximas fechas un año de su fallecimiento. Pues en esas estábamos cuando de nuevo el trono británico vuelve a ser noticia y por una cuestión muy relacionada con Andalucía. 

Como nos encontramos celebrando la fiesta del 28F y debe enarbolarse la blanca y verde -sigo defendiendo que la mejor versión del himno de Blas Infante fue la que interpretó la chipionera universal, Rocío Jurado- traemos a colación una tradición recuperada que une la capital andaluza con el mismísimo Buckingham Palace

Una costumbre envuelta en el aroma de las naranjas que se recogen, a mano, en los jardines del Real Alcázar de Sevilla, el palacio en uso más antiguo de Europa y una de las joyas patrimoniales de España. Pues resulta que del Patio de la Alcubilla -según nos relata la directora de este recinto, Isabel Rodríguez- salen los cítricos amargos con los que se elabora la mermelada que endulza el paladar de su Graciosa Majestad y de todos los que en la corte británica tienen la dicha de disfrutar de tan sevillano manjar. 

Isabel II toma un desayuno en el que no falta el zumo de naranja. Isabel II toma un desayuno en el que no falta el zumo de naranja.

Isabel II toma un desayuno en el que no falta el zumo de naranja. / Anwar Hussein (Getty)

No se conoce con precisión cuándo comenzó esta costumbre. Hay quien apunta al reinado de Alfonso XIII, que sentía especial predilección por este tipo de confitura, muy del gusto de su mujer, Victoria Eugenia, una inglesa que nació en el Castillo de Balmoral (residencia real de Escocia desde 1848) y que nunca perdió las costumbres culinarias de aquel país. Lo cierto es que el envío de las naranjas amargas del Alcázar a la Gran Bretaña se mantuvo hasta la década de los 80, cuando dicha tradición se interrumpió. 

Fue en 2019, año en que el añorado Manuel del Valle -regidor de Sevilla en los 80 y un caballero de la política (especie en peligro de extinción)- accedió al cargo de alcaide del Alcázar y entre sus propuestas se encontraba la recuperación de esta bonita práctica. El primer año, según recuerda Isabel Rodríguez, se enviaron los cítricos directamente a la Embajada del Reino Unido en Madrid para que se los hicieran llegar a la residencia de Isabel II. Pero después, tras recibir una valija diplomática, es el propio cónsul en Sevilla, Joe Cooper, el que acude a recoger los frutos que se cultivan en uno de los más amplios y bellos jardines de Europa. 

Naranjos en los jardines del Alcázar sevillano. Naranjos en los jardines del Alcázar sevillano.

Naranjos en los jardines del Alcázar sevillano. / D. S.

El cónsul británico ha sido el que en recientes fechas ha estado en el Alcázar para llevarse unos 25 kilos de naranja amarga, recogida a mano. También ha pedido limones. Al acto de entrega han asistido el alcalde de Sevilla, Antonio Muñoz (a quien, por cierto, siempre le he encontrado en su vestir un cierto estilo inglés) y el delegado de Gobernación y Fiestas Mayores, Juan Carlos Cabrera. Estos cítricos serán llevados a Madrid, donde el embajador Hugh Elliot será quien se encargue de elaborar la mermelada siguiendo una receta tradicional de su abuela inglesa, la cual mantiene en secreto. Y de allí se enviará a Buckingham Palace para que la reina Isabel siga teniendo sobre su mesa el derivado de un fruto que introdujeron los almohades en Andalucía y que, llegadas estas fechas, en plena floración, regalan uno de los mejores aromas de esta tierra.

Pero echo el freno aquí, que a este paso acabo dando uno de esos pregones almibarados que abundan en las actuales fechas. Y no estamos para indigestiones, ya que hablamos de comida. Quédense sólo con un dato, por seguir escribiendo de reyes: dicen que el Alcázar de Sevilla conserva el naranjo más antiguo del mundo, plantado en el siglo XVI como regalo de Carlos I a su amada esposa, Isabel de Portugal. Aunque hay quien asegura que el ejemplar lleva allí desde mucho antes, en los tiempos de Pedro I. Para algunos el cruel y para otros, el justiciero. Leyendas o certezas para endulzar una actualidad que, ésa sí, nos deja un sabor bastante agrio.