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Un fin de curso para hacer memoria

  • La semana ha estado marcada por la muerte de Mila Ximénez, una sevillana que se dio a conocer en los años dorados de Marbella

  • Su fallecimiento se produce el mismo día en que murió Marujita Díaz

Mila Ximénez participó en enero de 2020 en el desfile de Agatha Ruiz de la Prada.

Mila Ximénez participó en enero de 2020 en el desfile de Agatha Ruiz de la Prada. / JJ. Guillén / EFE

Pues otro curso finiquitado. Han pasado nueve meses desde que los párvulos y adolescentes de este país entraron en las aulas con más dudas que certidumbres. Con las notas ya bajo el brazo, las abandonan por un trimestre con la esperanza de que cuando vuelvan en septiembre todo haya cambiado bastante. Por lo pronto, en la Carrera de San Jerónimo de la villa y corte de Madrid nos permiten hacer una amplia relajación de la mascarilla cuando salgamos a la calle, lo que es de agradecer –hasta cierto punto– en esta época de calores. Aunque, siéndoles sinceros, casi prefiero alargar su uso, lo que evita tener que fingir ciertas sonrisas cuando uno se ve obligado a forzar un saludo al encontrarse con algún conocido que no es de total agrado. Algo bueno ha de tener la pandemia.

Pues a lo que iba, que este final de curso ha venido marcado por el fallecimiento el pasado miércoles de la periodista Milagros Ximénez de Cisneros, una de las tertulianas televisivas más populares de las últimas décadas que nació en Sevilla en 1952. La ex mujer de Manolo Santana estudió en el colegio de las Salesianas de María Auxiliadora, situado en el barrio de Nervión de la capital andaluza, cerca de donde su padre, empleado de la Cruzcampo, trabajaba.

En este centro religioso ya apuntaba maneras. Obtuvo sobresalientes en la mayoría de las asignaturas y su expediente académico fue de matrícula de honor, motivo por el cual las religiosas le colocaron una banda proclamando sus logros escolares. Una distinción que, pese a su corta edad, no resultó de su agrado.“Yo sabía que era inteligente. No hacía falta que me disfrazaran así”, admitió hace unos años en un programa de Telecinco, la cadena en la que resurgió mediáticamente a comienzos de este siglo y de la que se convirtió en icono los últimos años de su vida. De las Salesianas pasó luego al cercano colegio de la Sagrada Familia de Urgel.

Plaza de la Alfalfa de Sevilla, frecuentada por Mila Ximénez y su madre. Plaza de la Alfalfa de Sevilla, frecuentada por Mila Ximénez y su madre.

Plaza de la Alfalfa de Sevilla, frecuentada por Mila Ximénez y su madre. / D. S.

El único vínculo que le quedó con Sevilla fue el de su familia, especialmente con su madre, a la que atendió hasta su muerte y con la que se la solía ver por la Plaza de la Alfalfa, en concreto, en la extinguida cafetería del Horno de San Buenaventura, donde acudían a la hora del desayuno y del aperitivo. De su relación con su ciudad de nacimiento e infancia también heredó la magistral manera que tenía de bailar sevillanas, algo poco usual en quienes se convierten en protagonistas de la pequeña pantalla, donde se suele hacer bastante el ridículo a la hora de cogerle el ritmo y, sobre todo, la gracia a este baile.

En todo caso, la mayor relación que tuvo la Mila adulta con Andalucía fue a través de los años dorados de Marbella, al formar parte de su añorada jet set, tanto en sus años de matrimonio con el tenista como tras su divorcio, cuando hizo piña con personajes célebres de aquella época en la Costa del Sol: Carmina y Belén Ordóñez, Lolita Flores y Charo Vega.

Kiko Rivera protagonizó una de las últimas entrevistas que realizó Mila Ximénez. Kiko Rivera protagonizó una de las últimas entrevistas que realizó Mila Ximénez.

Kiko Rivera protagonizó una de las últimas entrevistas que realizó Mila Ximénez. / D. S.

A esta sevillana afincada en Madrid le debemos, sin duda, uno de los temas estrella de este curso: la entrevista que le hizo para la revista Lecturas al hijo de Isabel Pantoja. Aquellas declaraciones del marido de Irene Rosales fueron el pistoletazo de salida para las apariciones televisivas en las que Kiko Rivera puso –literalmente– a la altura del betún a todo el clan de los Pantoja, que vive desde entonces un annus horribilis que no parece tener fin. Es la otra pandemia para la que, por lo pronto, Maribel (sólo para los amigos) no encuentra vacuna, pues aquel pequeño del alma abrió la caja de los truenos donde la tormenta sigue arreciando, con peligro de desborde.

Como dato curioso, para los amantes de las fechas y coincidencias varias, fue también un 23 de junio, aunque seis años antes, cuando nos dijo adiós Marujita Díaz, aquella folclórica –de bandera roja y gualda– que compartió con la Cisneros horas de ocio en Marbella, de trabajo en la radio (Directamente Encarna, con su legendaria Mesa Camilla, precedente cañí de las actuales tertulias televisivas donde se descuartiza el corazón y otras vísceras de los personajes de moda) y de enfrentamientos hiperbolizados y circenses en la cadena de Fuencarral.

Marujita Díaz en una noche de la Feria de Sevilla. Marujita Díaz en una noche de la Feria de Sevilla.

Marujita Díaz en una noche de la Feria de Sevilla. / D. S.

Quien ha apuntado dicha coincidencia es Dinio García, al que la noche no lo ha confundido a la hora de hacer memoria. Por cierto, que el cubano lleva una existencia alejada de los medios, casado, siendo padre de dos hijos y en absoluta tranquilidad. Lecciones de la vida, para la que nunca hay vacaciones.

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