Sucesos

Reino Unido devuelve a España a una jerezana a la que le robaron la cartera en el avión

  • El viaje de Alba Hernández se convirtió en una auténtica pesadilla: "De ser la víctima de un robo pasé a ser una delincuente"

Alba Hernández, este miércoles en la Redacción de Diario de Jerez con la denuncia que ha presentado en la Comisaría.

Alba Hernández, este miércoles en la Redacción de Diario de Jerez con la denuncia que ha presentado en la Comisaría. / Manuel Aranda

Lo que en principio era un viaje turístico a Londres con un amiga acabó siendo una auténtica pesadilla para la jerezana Alba Hernández, de 21 años, protésica dental.

Según ha relatado la joven a este Diario, el pasado 19 de septiembre a las 10.15 horas se subió al vuelo FR8362 de la compañía Ryanair con destino al aeropuerto londinense de Stansted. Todo normal hasta entonces: facturación de equipaje, control de embarque y documentación en regla.

El problema comenzó cuando, ya en pleno vuelo, Alba pide a un asistente de vuelo, que no hablaba español, una coca-cola. Prepara su cartera con el dinero para pagarle pero la coca-cola nunca llegó. La joven se quedó dormida esperando y cuando despertó, al aterrizar el avión sobre las 12.00 horas (hora local) ya no tenía consigo la cartera, que había dejado encima de sus piernas.

En ella se encontraba toda su documentación, algo de efectivo y varias tarjetas de crédito. Después de buscar por todas partes en el avión, Alba se percata de que le han robado la cartera y acude a denunciarlo en el aeropuerto a la Policía. Lo hace a través de su amiga, pues ella no habla inglés.

Entonces la colocan en un espacio acordonado junto a un mostrador y la separan de su amiga, lo que a partir de ese momento le impide enterarse de cuanto le van diciendo en inglés y sin presencia de traductor en toda esta historia.

Un agente de policía del aeropuerto la "acompaña" a una sala, despojándola de sus pertenencias: su maleta, un bolso y su teléfono, que le obligaron a apagar. Esto último impediría que le llegasen por Whatsapp las fotos de su DNI, como su amiga había pedido a los padres de Alba.

La situación se vuelve cada vez más tensa y surrealista a la vez. Alba está incomunicada en esa sala, los agentes no la entienden ni ella a ellos. En ningún momento esta joven jerezana sabe lo que está pasando ni conoce el procedimiento que los policías están siguiendo, ya que no hacen nada por traducirle lo que dicen y hacen.

Alba Hernández, a la derecha, junto a su amiga en la cabina del avión el pasado 19 de septiembre. Alba Hernández, a la derecha, junto a su amiga en la cabina del avión el pasado 19 de septiembre.

Alba Hernández, a la derecha, junto a su amiga en la cabina del avión el pasado 19 de septiembre.

Después de unos minutos la conducen a un cuarto en el que le hicieron fotos y tomaron sus huellas dactilares. "Llegó el momento de firmar cierta documentación que, lógicamente, estaba en inglés y no sabía que es lo que querían que firmara. Yo no quería firmar pero por la actitud y el contexto entendí que si no lo hacía no volvía a España y acabé firmando", recuerda Alba.

"Rompí a llorar. Supuestamente debería ser la víctima por el robo de mi cartera pero pasé a ser la culpable de intento de entrada ilegal en el Reino Unido", añade.

La cosa no terminó ahí. Pasaron a Alba a otra sala en la que había tres policías. Habían visto que en su maleta había ventolín y paracetamol y fue entonces cuando hicieron por comunicarse con ella, eso sí, con un traductor electrónico que reproducía un cuestionario con preguntas absurdas, tales como "¿estás casada?", "¿tienes hijos?", "¿los medicamentos están prescritos por un médico?"

A través del mismo traductor electrónico le comunican que va a ser trasladada a un espacio sólo para mujeres y que le van a dar un menú para almorzar. Nada fue así. Tras ser registrada y cacheada, Alba fue llevada a un calabozo en el que había cuatro hombres y en el que sólo recibió agua y café.

Le permitieron hacer una llamada telefónica y se puso en contacto con su padre, a quien poco le pudo contar sobre el procedimiento y su situación, ya que no se estaba enterando de nada de lo que le decían.

Vuelo de regreso vía Málaga

Desesperada, llorando sin parar y rodeada de cuatro hombres ninguno de los cuales era español, Alba recibe la noticia de que vuelve a España y le dan a elegir entre un vuelo a Málaga a las cinco de la tarde o a Sevilla a las seis de la mañana. Elige Málaga para regresar cuanto antes. Un agente londinense la lleva hasta el avión e informa a la tripulación de su situación, por lo que permanece controlada.

Al llegar a España, la policía malagueña también la escolta hasta una sala del aeropuerto donde puede enseñar el DNI por fotos en su teléfono. "Ahí empecé a sentirme segura y con derechos", asegura. Y la dejaron marchar.

Alba, que ha puesto en manos de un abogado el caso, insiste en que en ningún momento supo por qué estuvo retenida en Londres, no pudo saber si le leyeron sus derechos pues sólo tuvo ayuda de un traductor electrónico de la policía en algunos momentos, fue incomunicada, no le dejaron usar su móvil...

En la capital británica le dijeron que el robo de su cartera en el avión de Ryanair lo tenía que denunciar en España y eso fue lo que hizo nada más llegar a Jerez, en la Comisaría.

Además de contratar a un abogado, la joven jerezana está tratando de contactar con organismos diplomáticos españoles para denunciarles su caso, pues por muchas razones se considera maltratada por las autoridades británicas. "No sé qué va a pasar, si recuperaré el dinero, si se tomará algún tipo de medida... Lo que de verdad quiero al contar todo esto es que nadie, nadie, tenga que pasar por lo que yo he vivido", concluye.

Y, por cierto, un último detalle que también le chocó a Alba: ninguno de los agentes que trataron con ella esa inolvidable tarde del 19 de septiembre en Stansted llevaba mascarilla.

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