LA INDUSTRIA DE LA MODA

El sello Delfín

  • Seis años después del polémico debut en Cibeles, el malagueño es uno de los creadores más reclamados. Su universo se extiende desde alfombras a coches

Los que conocen a David Delfín (Ronda, Málaga, 1970) dicen que le cansa que, a estas alturas y casi diez años después de que surgiera el sello Davidelfin, la prensa siga llamando l’enfant terrible de la moda española. Seguramente no le canse, le moleste. Por dos cosas. Porque Davidelfin, la marca, no es sólo David Delfín. Son cuatro los cerebros que están embarcados desde hace una década en este polifacético sello: él, Bimba Bosé y los hermanos Gorka y Diego Postigo, aunque estos últimos suelen estar en un segundo plano en presentaciones oficiales y trato con los medios. Pero, sobre todo, le debe incomodar que el gran público sólo reconozca al diseñador polémico e iconoclasta y obvie el universo creativo que han logrado consolidar entre los cuatro.

Quizás sea por eso por lo que David Delfín ha decidido, de momento, no conceder más entrevistas. Según sus agentes de prensa, “prefiere que su ropa y sus creaciones hablen por sí mismas”. Esta vez, ha optado por no explicar por enésima vez que la puesta en escena de su debut en Cibeles no era una alusión a los burkas sino que se inspiró en un cuadro y el mundo onírico de Buñuel.

De hecho, y a diferencia de otros creadores, David siente la moda como arte polifacético y sus diseños abarcan un mercado muy amplio. Acaba de presentar en el Salón Internacional del Automóvil de Madrid el nuevo Ford Focus Coupé Cabriolet, en referencia al grupo The Cabriolets, del que Bimba Bosé, su musa y socia, es la vocalista.

El sello Davidelfin se encuentra en la carrocería de este coche y en decenas de soportes: en las alfombras que diseña para la marca DAC, los bolígrafos de la firma Inoxcrom o en las legendarias zapatillas Converse y en su línea deportiva, donde sustituyó la estrella de la marca por su delfín. También lo llaman para hacer carteles, como los que realizó para el Festival de Cine de Málaga, el del de Benicassim o el de Sitges. En todos plasmado su universo, caracaterizado por su grafía, como la de un niño pequeño que comienza a escribir. Otros lo llaman autoplagio. Agustín Velasco, crítico de moda para El Economista y editor de publicaciones de vanguardia como Neo2 o Clone, lo ve de otra forma. “David Delfín toma muchas referencias a la hora de diseñar como por ejemplo, a Yves Saint Laurent, y lo transmite en su trabajo; ése es su sello y lo que hace reconocible su trabajo en cualquier parte del mundo”, explica Velasco quien añade que no es el único. Según él “Ágatha Ruiz de la Prada, por ejemplo, hace ropa de cama, blocs de notas y gafas de sol con nubes y corazones de colores por todas partes; es su sello, es su estilo y es lo que le diferencia. No hay nada de malo por tener un universo creativo propio”, opina Velasco.

Pero Delfín no se conforma con haber consolidado ya una iconografía reconocible sino que sigue en constante evolución e investigación de las formas. En 2004, expuso Extimidad, en la en la galería madrileña De Soledad Lorenzo, en la que combinó fotografía, vídeo, música y moda para expresar su manera de ver el mundo. Ese mismo espíritu lo trasladó en 2005 al Centro de Arte Contemporáneo de Málaga con la pieza audiovisual Cuerpo extraño. En los últimos años, han sido numerosas sus colaboraciones en el ámbito audiovisual. Por citar sólo algunos, se ha encargado del diseño integral del programa Noche Hache (Cuatro) o del último álbum de Miguel Bosé Papito, además de dirigir el videoclip Como un lobo, del mismo disco.

Su prestigio crece a la par que su sello se convierte en reclamo para festivales, exposiciones o bolígrafos. Y los jóvenes de las escuelas de diseño lo saben. “En la última edición de Moda de Andalucía, David comentó en su conferencia que tenía a una chica en prácticas en su estudio. La mayoría de preguntas que le hicieron era para saber si podían enviarle el currículum”, recuerda Velasco. Su círculo más íntimo asegura que no se le ha subido a la cabeza la notoriedad que ha alcanzado en un sector tan competitivo. Y ello pese a ser el estandarte de la generación que pisa más fuerte en Cibeles: Rocabert, Locking Shocking, José Miró y Carmen March, por citar sólo algunos. No va de divo. Sólo que ahora no quiere hablar. Que hablen otros. Y mientras, sus diseños.

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